miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cuentos a la noche de los cestos

Un paseo nocturno. Barruntas sin hablar en alto (tan tonto como para que te encierren todavía no estás): ¡Ah, este frío en la cara, qué rico!, y te apretujas contra ti mismo. Arriba, negro encorsetado entre edificios y risitas de estrellas. No quieres mirar abajo, pa qué, con lo agustito que vas así, volando; y además no hay ni dios en la calle. ¡Pum!, al suelo; debe de ser que el Señor sí que estaba. ¡Qué fulano, siempre zancadilleando los vuelos! Dos representantes suyos (bueno, del orden) en la Tierra se me acercan uniformados:
- ...estoy bien, gracias. Es lo que tienen las estrellas, que acaba uno estrellao.
- !!!???
Sólo cuando se van distingo la compañía: basura, cajas de cartón y a su vera un viejo conocido, ese baúl de mimbre que, como suele ocurrir con estos individuos, acaban echándose a la calle. ¡Maldición, no me quito de encima el cesterío ni por asomo! ¡Ahora, seguro que empezará a contarme su vida, me lo estoy oliendo! Parece como si de un golpazo le hubieran desencajado la bocota. Pobre, comienza a enternecerme. Me arrimo a él. En fin, qué se le va a hacer, debe de ser mi sino. Cuenta, hombre, cuenta. Silencio. Alguien alguna vez dijo: ¿No escuchas ese terrible llanto a tu alrededor, ese llanto que los hombres llaman silencio?, y no sé por qué, esa frase se me viene a los labios. No suelta prenda, así que me limito a mirarle y claudicar ante aquellas palabras
¡Qué bien te echaron las teladas, rápidas pero sin prisas! -pienso-. Un cestero de los de antes, seguro, se nota su buena mano. ¿Y los mimbres? Aunque estás bastante castigao, aun conservan firme su asiento. ¿De dónde serían? ¿Cuenca? ¿Salamanca? ¿Valencia? Qué alegre debio de ser su vida allá, en los campos de donde fuese, reventando de mamá cepa para dispararse rápido al cielo acariciaditos por soles, vientos, noches y besos de gotas de lluvia. No te llevo para casa, que ya no me caben más huespedes.
Y me gustaría gritar: ¡Llevénse a este señor, que guardará sus prendas y, si le escuchan, les contará la suyas, las de artesanos, tierras lejanas y noches de acera y desolación! Pero no hay nadie, sólo silencio.

martes, 30 de noviembre de 2010

Barriles, el regalo de Isidro.

Recuerdo que una de las piezas que más me llamó la atención cuando ojeé por primera vez el maravilloso libro de Bignia Kuoni, Cestería tradicional ibérica, fué la cantimplora de mimbre (página 77) utilizada por los campesinos leoneses para llevar el vino al campo. Quién me iba a decir que, quince años después, conocería al 'último' artesano que sigue elaborando esas cantimploras - "barriles", las llaman en su pueblo- y tendría el placer de aprender con él todo el proceso de fabricación. Isidro García comenzó a hacer barriles casi por casualidad. Hará, si no recuerdo mal, unos 25 años que, animado por el entonces maestro del lugar y en compañía suya, se fueron a un pueblo vecino a que les enseñase a fabricarlos un viejillo que los seguía haciendo. El anciano murió y el maestro marchó a Leon así que le cayó a Isidro el papel de heredero de la tradición hasta hoy.
Aquí no hay trampa ni cartón, tan sólo dos manos, una navajilla y poco más. Y mimbres, los que crecen junto a las huertas del pueblo y que Isidro poda, pela y raja cada año. A partir de ahi, paciencia y esmero. Cuarenta horas dice, por decir algo, que le llevan terminar uno. Son más, seguro. Pero no, eso no se mide; cómo se puede contar en horas lo que se escapa del tiempo. ¿Cuánto dura un pensamiento? ¿Y muchos? ¿Y los sentires que mano a mano se les hilvanan en tanto crece la espiral y se conforma el barril ? Eso no tiene tiempo y por tanto tampoco precio. Así que Isidro sólo cobra algo simbólico, una cosa que sirve para recordarnos que nos lo está regalando. Aprovechadlo.
Al final, la pez, esa resina antigua que tánto se empleaba para conseguir recipientes estancos y que ahora casi ni se encuentra. Cuando alguien ve por primera vez un barril, cree que en su interior hay un recipiente de plástico o barro; pues no, nada hay salvo mimbre y pez.
Y ahora, sentarse con Isidro en el precioso patio de su casa y hacer un barril. Disfrutar de las molestias del gato que juega con la tira de mimbre que estás rajando. Esas maravillosas cosas que nunca hace uno y se engaña creyendo que otros sí harán .
Isidro García
Las Heras, 5
Sardonedo. León
987377017 / 659297298
ariasgarca@yahoo.es

sábado, 13 de noviembre de 2010

Pirineos

Y ahora, os cuento una de comando cestero en acción de recabar informaciones.
Como algunos sabreis, la Asociación Ibérica de Cesteros, a la que tengo el placer de pertencer más o menos, como todos los que en ella estamos (y digo más o menos porque parece que somos escurridizos hasta para eso), de cuando en cuando e inesperadamente, realizamos escaramuzas cesteras a fin de conseguir informaciónes, compartirlas, o hacer cualquier otra cosa que suponga pasarlo bien. Una vez realizada la 'misión', la asociación pasa a estado de letargo y cada uno por su lado hasta la próxima. Pues bien, la última acción ha sido recoger informaciones sobre cestería de los Valles de Aneu y de Arán en el pirinéo leridano. Hace un par de años llegamos a un acuerdo con el ecomuseo de Esterri para realizar estas acciones y en ello andamos.
Nada más llegar hicimos una incursión de muestreo en el Valle de Arán con resultados lastimosos: de cuatro o cinco cesteros que teníamos fichados en visitas realizadas hace unos años tan sólo uno quedaba en pie de guerra, es decir, vivito y coleando, los demás....+++++. Un revés que encajamos entre lamentos tomándonos unas cervezotas en uno de los baretos de Viella en tanto que la nieve y la noche comenzaban a asomar.

A la mañana siguiente nos dirijimos a Alós rastreando las huellas de otro cestero contactado este verano. La casa, al menos, seguía en pié....desde mil setecientos y pico, y parecía que desde entonces lo único que había pasado por ella era el tiempo: ni un asomo de reforma, pintura, etc., en su fachada, el edificio parecía abandonado. Hasta que después de llamar repetidamente, "¡Cisco, Cisco!", Francisco apareció en el balcón despeinao y con cara de pocos amigos. Tiene ochenta y tantos años, soltero, vive sólo y no parece tener costumbre de guardar formas ni dar explicaciones de nada a nadie; muy interesante. -Hola Cisco, ¿te acuerdas de nosotros?, veníamos a visitarte y a ver si nos enseñabas algún cesto y cómo los haces. Con palabras que os ahorro, Cisco nos dejó claro que no tenía ninguna gana de ponerse a contarnos nada; hacía frío aquella mañana y estaba muy agustito junto al fuego de su cocina. No nos dimos por vencidos, volvimos a contraatacar dando la tabarra y dorándole la pildora hasta que vimos cómo iba cediendo y, aunque receloso, bajaba hasta el portal y salía a contarnos cosas. Le habíamos traído a nuestro terreno y ahora no debíamos dejarle escapar. No hizo falta, Cisco comenzó a disparar explicándonos una cosa, luego otra y otra y otra y cuando nos quisimos dar cuenta ya había realizado los dos aros con que comienzan los cestos de costillas de la zona y estabamos subiendo al monte con él en busca de avellanos con que seguir trabajando. A la vuelta continuó con el cesto hasta la hora de comer, dejándolo interrumpido para cuando volvieramos a la noche.
-¡Cisco, Cisco!, volvíamos a gritar cuando llegamos a su casa. Una vez dentro pudimos comprobar cómo el aspecto externo del edificio se correspondía bien con el interno: tenue luz de bombillita amarillenta iluminando un sillón repleto de cosas incatalogables, paredes de color indefinible con muestrario de cuernas de ciervo apuntaladas con clavos, cocina con alacena de museo pero en uso y, al fondo del salón, un cuartito-cajón de paredes de madera ennegrecida donde un fuego encendido en el suelo abrigaba la noche de Cisco y cobijaba su labor cesteril. Nos sentamos alrededor de la lumbre y entre humos, explicaciones y regañinas, nuestro maestro va desgranando su saber cestero, mientras que nosotros intentamos atender a las primeras, reirnos de las segundas y disimular nuestro asombro y fascinación por el lugar donde nos encontramos y lo que estamos presenciando. Joan hace de fuerza de choque terrestre realizando las tareas de interlocutor y alumno. Josep, una vez distraído Cisco, se encarga de la artillería disparando rafagas contínuas de fotos. A mí me toca la aviación espía oteando todo lo que sucede y grabándolo en la cámara de video para posterior análisis documental: el comando se maneja perfectamente sobre el terreno. Las tiras de avellano, en tanto, han ido cerrando el cesto entre explicaciones del maestro y, cuando éste comienza a bostezar, entendemos que debe ser hora de retirarse.
Al día siguiente el comando se interna aun más en las montañas hasta llegar a Anás, lugar donde nos han informado de la exitencia de Angel, otro viejito que aún continúa haciendo cestos. ¡Bingo!, encontramos a Angel atendiendo a sus ovejas en un corralito que se asoma al estrecho pero esplendoroso valle entre montañones donde, sólo gracias al espíritu de misión que nos alienta, conseguimos que no se nos vaya el santo al cielo y mandemos todo al carajo. Árboles gritando amarillo o rojo en sus hojas, picachos de piedra retando a la fuerza de la gravedad, pueblos salpicados por laderas imposibles,.... ¡maldito espíritu misionero! Pero no, Angel es un cielo. Sonríe siempre, habla apenas. Sin mediar más palabras que la de las presentaciones y nuestro interés por sus cestos, coje unos avellanos, nos conduce al huerto y, sentado entre flores y repollos comienza a fabricar uno. Nos ha desarmado. Pululamos a su alrededor como mariposas despistadas entre tanta belleza, descargando nuestro armamento sin descanso: centenares de fotos, horas contínuas de grabación. Joan descansa hoy, Angel no demanda nada, tan sólo contesta breve a sus ocasionales preguntas. Al acabar el cesto, otra sonrisa y, como respuesta a nuestros agradecimientos, un escueto "adios". Cuánto dice un silencio bien dicho.
Breve incursión de cuatro días en la zona, suficiente para ir conformando unos conocimientos sobre su cestería. El avellano es el material rey. El paner y el bres, en sus múltiples variedades, sus cestos subditos y, en base a la técnica de costillas, al menos tres variantes registradas organizándolos. Los cesteros...., eso es otro cantar que sólo pobremente puede uno intentar entonaros aquí mientras me revolotean alrededor el recuerdo de la sonrisa dulce y sabia de Angel, o la mirada irreductible y brava de Cisco perdiendose entre las montañas.


sábado, 6 de noviembre de 2010

Antonio

Paras el coche en mitad de la montaña y te bajas abrumado por lo que vas viendo. Como de un tortazo, el mundo se te vuelve del revés. Está a rebosar de aire rico, bosques frescos otoñando, y acá y allá algún pajarin que pía y ensancha el silencio. Ovejas a la vista. ¡Ah, qué escalofrío tan bueno! Haces un corte de mangas a todo aquello tan triste que se empeña en ocuparte la vida y corres a ver al amigo.
Antonio siempre fue cestero,...y cazador trampero (como los de las pelis del Oeste), y matarife, y vaquero, y currante en Gijón, y quién sabe cuántas cosas más. Ahora está jubilado de todo eso pero no de los cestos, que aún le va pegando a los ratos. ¡Y gracias!, porque como él ya quedan muy pocos. ¡Qué buen cestero!, de los que no miden el tiempo. Cada cesto, una obra, no otra.
Sonrisas y abrazos. Sin más, va al grano: ¡Vamos, que hay moito que facer e temos que ir lonxe! Monte arriba a pié, marchamos a buscar varas de avellano. El bosque poco a poco se tupe y humedece; agua por el camino, por todas partes. Lluvia de hojas de cuando en cuando y, por los rincones, rodales de avellanos. ¡Hay que cortar as que son delgadas pero vellas! Mira, esta é vella, pero viciosa. Se detiene pensando en lo que ha dicho, me mira y suelta una carcajada.
Dejamos caminos y trepamos monte a través para seguir buscando varas. ¡Es la selva!, y yo encima con las cámaras estas de grabar lo imposible. ¡Cuánta torpeza! En fin,...llevamásahiaese, que dícen que decía mi abuelo, con una punta de desengaño, ante lo que es mejor no analizar demasiado y dejarlo estar.
De vuelta a la aldea, es hora de comer.
Y a la tarde toca cueva. O lo que es parecido, la grande, vieja y oscura lareira en cuyo horno calentaremos las varas. Porque es costumbre de Antonio 'cocerlas' al fuego antes de rajarlas para hacer las tiras -os malletes- con las que tejer los cestos. Si as quentas son mais dóciles e duran mais tempo.
Humo, y del roto en el muro ennegrecido donde se abre el horno, el fuego brotando en luz y lametazos sobre las varas que, paciente, sostiene Antonio atravesadas contra las llamas para que no se quemen. Hay que revolverlas, una, otra vez, según tiempos que determina el saber, no el reloj. Ya están listas; salimos de la 'cueva' ...a otra. Es noche, resulta que se nos ha pasado la tarde sin darnos cuenta. ¡Mañana seguimos, Antonio!
Toca hoy hacer un cestiño. Pa que grabes como se fai, chega ben.
No os lo he dicho, he quedado estos días con Antonio para grabar y fotografiar una vez más desde que le conozco -¡y debe de hacer lo menos quince años!- el proceso que sigue para hacer sus cestos. Bueno, esta vez quiero hacerlo con un poco más de 'orden' y concierto.
Así que, al taller. Es decir, al curruncho bajo la casa donde, entre patatas por el suelo, mazorcas de maiz colgando de las vigas, nueces, cebollas, extinto mueble quesero, cuerdas, bolsas de plástico e infinitas otras cosas innombrables pero que andan por allí, se hacen sitio el caballete, las herramientas cesteras y Antonio. El sol, como no ocupa, coloca sus rayitos a través de la puerta y nos alegra el trabajo de buena mañana.
Una vez armado, el cesto comienza a girar. Y a girar, tejiendose, los malletes, las manos de Antonio, la silla huyendo del sol de mediodía, él con ella y yo con los dos; las ruletas de mis cámaras, las sombras, las manillas del reloj que no llevamos y, finalmente, el hierro candente que agujerea el cesto y abre hueco a las tirillas de avellano que lo rematarán. 'Casa Xoque', queda grabado al fuego sobre el asa, firma con 'logo' familiar que viene desde sus antepasados y que da por finalizado el cesto.
Se acabó por hoy, otra vez se nos ha echado la noche. ¡Antonio, que nos queda aún para otro día ir a buscar algún salgueiro, calentarlo, rajarlo y labrar las costrelas!
Eso, para otro día; responde en la despededida.
Paras el coche en la mitad de la montaña y te bajas abrumado por lo que vas viendo. Esta vez del tortazo surgen estrellitas: allá arriba, sin fin, con aroma a bosque que enfría; allá abajo, enfiladas e iluminando callejuelas de aldea, huelen a humo y chimeneas.

viernes, 29 de octubre de 2010

Curso de bandejas

Hace un rato acababamos el curso titulado "Zarzo, Celta y Cul de Queixal" que nos ha llevado las tardes de toda esta semana. Entre los alumnos, algunos que ya habían trabajado un poco el mimbre y otros que no. Comenzamos el lunes con las bandejas "Celtas" (a falta de otro nombre mejor, así las bautizamos) trabajando por parejas: los 'experimentados' tienen una mayor facilidad para realizarlas y les quedan mejor. En los días sucesivos seguimos con el "Cul de Queixal" y finalmente con el "Zarzo". Son piezas relativamente fáciles que ayudan a que las diferencias entre unos alumnos y otros se vayan limando; parece como si la dinámica de grupo se fuese imponiendo sobre las peculiaridades personales hasta hacer que las cestas de unos y otros vayan diferenciandose cada vez menos, al menos en cuanto a calidad de ejecución se refiere. Varas entretejiendose. Gentes entretejiendose. El miercoles habíamos realizado todas las bandejas programadas y nos quedaban dos días para repetirlas. Propongo que, el que lo desee, haga innovaciones sobre ellas. Risas. "Impensable. Qué vamos a hacer, no se nos ocurre nada" La propuesta queda en el aire y pasamos a repetirlas sin más. Poco después uno que se inventa una variación sobre combinación de colores en la "Celta"; al rato otro comenta que ha pensado cambiar la forma de una pieza y hacerla en S en lugar de U,....y así, sin pretenderlo, comienzan a surgir las 'variaciones'. El último día, como si de un pequeño 'frenesí' creativo se tratase, el grupo en general se anima a hacer cosas nuevas o jugar con las aprendidas.
Se hace, haciendo. Nadie pretendió que el grupo tomase determinada dinámica y que ella fuese imprimiendo su sello en las piezas de unos y otros, en la inventiva, en el ánimo y que, por unos ratos al menos, cada uno pudiera olvidarse un poco de su condición personal para saborear algo de eso tan liberador que es lo común, lo que no es de nadie y la creatividad que de ahí surge. Estas cosas no se pueden programar, lo único que se puede hacer es no impedirlas.
Fotos: Dos piezas realizadas en el curso.

sábado, 16 de octubre de 2010

Corozas

Muy pocos quedan ya que sepan hacer una coroza y son muy mayores. ¿Coroza? Sí, ese atuendo que parece sacado de la noche de los tiempos y que podeis ver en la fotografía. Con él, hasta hace sólo unas decenas de años, pastores y labradores de Galicia y norte de Portugal se cubrían de fríos y lluvias. Casi un milagro que haya llegado hasta hoy, no sólo como pieza, sino en el saber hacer de algunos campesinos perdidos, normalmente, en las sierras más apartadas del noroeste peninsular. Y ahora, esta 'joya', este conocimiento desaparece sin que a nadie o casi nadie parezca importarle.
Hace unos años impartí un curso sobre corozas, fué bien, pero habría que hacer más, bastantes más; y recoger, si aun estamos a tiempo -no es suficiente con lo que, en su momento, pude incluir en mi libro-, todos los testimonios posibles de aquellos que todavía sepan fabricarlas. ¿Por qué? No sé, ¿hace falta saberlo? Agradeceré cualquier información que me podais facilitar sobre gente que aun recuerde hacerlas o tenga alguna, etc.

domingo, 10 de octubre de 2010

Nubes

Hace unos días nos dejó Miguel Angel Velasco, poeta y amigo. Vayan desde aquí estos versos, de quien tan poco creía en autores, a entrelazarse entre mimbres, cestos y cielos también. Hasta otra, Miguel Angel.
LAS NUBES
Yo no os había visto hasta aquel día,
iba bajo vosotras sin saberos,
decía acaso nube con descuido
o bien cogía una para un verso
como pañuelo claro en el andén
de la memoria; pero no os veía.
¿Qué haría mientras tanto; en qué comercio
oscuro me andaría con el sueño;
en qué mina de olvido, en qué caldera
apilaba el carbón de la desdicha;
por qué calles sin cielos vagaría
mirándome las puntas polvorientas
de los tristes zapatos, o con qué
visera amarga malogré mis ojos;
qué amor amargo los tenía presos
en espejos de sed, que no veía
las luminosas nubes?

martes, 5 de octubre de 2010

De Salt

Hubo llenazo, de cesteros y de público. Muchos que recargaron pilas y otros que las descargaron: viendo y aprendiendo cosas diferentes; soltando informaciones, ocurrencias y novedades. Entre los participantes, además de los amigos catalanes, había cesteros franceses, rigurosos siempre en sus técnicas con el mimbre y el castaño; inglesa, Sally Goymer, de exquisita precisión en su mimbre; danesas jugetonas con el diseño que trajeron piezas realizadas con cortezas, mimbres y todo tipo de cables de colorines; italianos -muchos- con cañas, castaño, mimbres, juncos, y alegría; gallegos contundentes con el castaño y andaluces que hacen filigranear incluso al palmito.
La exposición y la conferencia de Jette Mellgren (cestera danesa invitada especial de este año) fueron muy interesantes. La primera se centró en tres tipos de piezas: cestos realizados con cables reciclados que, debido a la técnica de elaboración y al propio material permiten modificar su forma según la necesidad o gusto. Vestidos pensados para una colección colectiva y, finalmente, nidos inspirados en nidos. La conferencia hizo un recorrido por la cestería danesa, breve en cuanto al pasado debido a las pocas informaciones que se tienen y más extensa por lo que toca a la actualidad en la que, cestería, es equivalente a nuevas formas tanto en objetos como en grandes construcciónes a partir de técnicas 'importadas' en los últimos años a través de cesteros ingleses, franceses, etc.
También hubo certamen, el premio se lo llevó Antonio Rodriguez con un bolso exquisito tanto en diseño como en elaboración. Pero la cosa fue reñida, había mucha calidad en la mayoría de las cestas. El jurado (podían inventar otro nombre más bonito, ¿no?) estuvo de acuerdo en casi todo pero especialmente en que todas las piezas son igual de respetables y que esto de premiar es fundamentalmente por animar a la gente a hacer cosas por el gusto de hacerlas especialmente bien.
Y, qué más os cuento. Pues que, como es habitual en esta feria, la organización (nuestra enhorabuena a Carles Sabat por su excelente disposición en todo momento), proporciona a los cesteros una casa de colonias donde alojarnos, cenar, desayunar y en la que, de paso, charlamos hasta las tantas en tantos idiomas como podemos. El sábado se organizó un fiestón con cuentacuentos políglota y bailoteo hasta las mil en el que, cómo no, aprovechamos para reirnos con ganas de tánto cesto, cestero, cestería y cesterismo.
Arriba, foto de la pieza ganadora del Certamen. Pincha en ella para ver otras.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Manos

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero a veces es una palabra la que evoca mil imagenes. Otras, imagen y palabra se confunden y así, al decir rosa, parece que hasta su nombre huele o, al ver unas manos cesteando, que pelea la palabra por pronunciarse,... a veces.
Pues aquí os van unas cuantas imagenes (pincha en la foto) de unas manos haciendo una jarra y diciendo en ello no sé qué cosas que tal vez alguien se arranque a pronunciar.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Salt

Días 2 y 3 de octubre cita cesteril en Salt (Gerona) como cada año desde hace 13. Si teneis la oportunidad de acudir, no os lo perdáis. Acuden cesteros no sólo de Cataluña sino de muchos rincones de España y Europa para exponer y vender los cestos que ellos mismos han hecho. Riqueza y variedad, por tanto, de técnicas, materiales y modelos, algo muy de agradecer por los amantes del oficio. Pero eso es sólo una parte. La feria además es un reencuentro anual de cesteros y amigos de la cestería que comparten noticias, saberes y, sobre todo, amistad, algo que por suerte prevalece en este oficio.
Como novedad de este año, la celebración del Primer Certamen Cestero "Roser Albó", bautizado así en honor de quien revitalizó la cestería de Cataluña con tanto amor como inteligencia, creó la Asociación Catalana de Cesteros y la imprimió un sello fraternal que es referencia y fuente para cuantos seguimos en esto.
También novedad la expoxición del trabajo de Jette Mellgren, cestera danesa, que atenta a la producción tradicional la aprovecha para nuevas creaciones en las que emplea tanto materiales vegetales como de reciclaje y otros.
Y más, mucho más que está resonando ya a la voz de : ¡Pasen y vean!
En la foto, Nansa Llagostera, pieza conmemorativa de este año.

jueves, 9 de septiembre de 2010

La posada de las estrellas

Por ahí queda, entre Granátula de Calatrava y Puertollano, 'La posada de las estrellas'y su mención empuja misteriosa al cielo la carita de Reinalda. ¿Estará viendo allí las noches escondidas de Gabriel mozo arrimado a los cerros para robar unas mañas de esparto con que trabajar? ¡Ah!, aquellas mañanitas frescas a la sombra de la parra enseñándole a él -¡tan jovencillos los dos!- a trenzar pleita: -¡Que es que, en su casa sólo le aprendieron a coserla!. Y después, cargar el burrillo y verle marchar a recorrer pueblos pregonando: ¡espuertas, capachos, 'aguaeras'!, para ganar cuatro perras -¿Pa qué? ¡Pa ná!- y ahorrar alguna pasando la noche al raso, en 'La posada de las estrellas', que llaman.
El sábado pasado fuí a visitar a Gabriel y Reinalda a la residencia para ancianos de Almagro. Allí parece que los días pasan sólo a la espera del último. Hace dos años que tuvieron que dejar su pueblo y su esparto porque, como dice Gabriel: Un rayo ha caído en mi casa. Un rayo de desgracia y vejez. En su patio aprendí a hacer pleitas, 'coseeras', espuertas y capachos de igual forma que a saltear unas migas y comerlas todos en corro de la sartén. Verano tras verano allí con ellos hasta que el rayo cayó como un cerrojo que pone fin a lo que no tenía ninguno. La pleita posee una particularidad y es que podría estar trenzándose indefinidamente, porque sí, sin otro objetivo que el de ir haciéndose, sin necesidad de ser apresada en ningún cesto.
Algo parecido se diría que le ocurre a esa 'Posada de las estrellas' cuando uno ve la mirada que alzó en Reinalda su alusión: que siempre está abierta y entrelazando vidas. Ahí,  el sueño de Gabriel camino de Puertollano se trenza en pleita con la fugaz fuga de Reinalda de la triste residencia; con estas vanas letras que intentan dar testimonio de ello; con lo que a ti, lector, te pueda estar haciendo revivir esto que nunca viviste. 

miércoles, 18 de agosto de 2010

Ahondando

Unas ondas llevan a otras y las que le llegan a uno con informaciones de acá y allá me llevaron en esta ocasión a las hondas. Las de lanzar piedras para cazar y gobernar el ganado, cuando había ganado y gente que cazaba para comer, al menos en este mundo requeteprogresado en que nos ha tocado vivir.
Manuel vive en Mallorca aunque es malagueño. De niño, viendo a los vecinos, aprendió a trenzar hondas como aprendió a fabricar capachas o muchas otras cosas que la gente hacía para uso y disfrute. Unos palmitos o unos espartos arrancados al paso eran material suficiente para que unas manos habilidosas trenzaran un cordel en el que encajar la piedra que, recogida rápido un rato adelante, era lanzanda al conejo o tordo que se había puesto a tino más allá.
Ahora, Manuel y sus amigos le atinan a una diana; juegan a entrenar y entrenan campeonatos que son un juego. De cuando en cuando aun hace una honda como, tras preguntarle y sin más preámbulo, me muestra trenzando un poco de fibra de pita que el mismo ha preparado. También me enseña una de las preciosas capachas de esparto que de chaval usaba para llevar la merienda al campo. Está toda 'enjaezada' con cordón de pita, el mismo que ondea en su honda y ahonda su mirada en el pasado recordándo otros tiempos.

domingo, 25 de julio de 2010

Pepe de Visuña

Unos días de descanso por el Caurel (Lugo) y visita renovada, como cada año, a Pepe, el cestero de Visuña, uno de los últimos que quedan por esta sierra. Tres escenarios marcan su actividad cestera: el cobertizo donde abre y labra la madera, el almacenillo para guardarla y el taller en que teje los cestos. A cual más impresionante.
En el cobertizo de muros de piedra: suelo de tierra, paja, restos de virutas de madera y, alzandose de entre ellos, la escalera de madera que, con su falso escalón, hace las veces de caballete donde cepillar la madera. Un tejado de losas de pizarra y viejas vigas de castaño protege del cielo. Silencio de pájaros; la luz, a raudales, entra del sur. Uno puede imaginar pocos lugares más agradables donde ponerse a laminar madera.


El 'almacén', en los bajos de la casa-taller, como bodega pequeña y oscura donde maduran, blancas, las laminas de madera en silencio sin más.


Por fin, el taller, escaleras arriba, mezcla la barra, la tele y las viejas estanterías de la antigua cantina que fué con los cestos hechos o a medio hacer que allí se tejen en los días de invierno. Otra vez "el más hermoso de los revoltijos" * y, murmurando en él, un tumulto de lejanas voces que quedaron de cuando gentes, vinos, comidas y fiestas se reunían allí.


Pepe hace los cestos que hacía su padre, otros, pero los mismos, y nos cuenta cómo aprendió y cómo sigue en ello a ratos, para matarlos en los días fríos y porque la gente aún le pide algun mego para las castañas o el pan.
Y como cada año, yo también me repito: "Pepe, a ver si este invierno me vengo unos días contigo para que me enseñas cómo haces y de paso te pueda hacer unas fotos y grabar un vídeo". En fin, uno de estos inviernos.

*Pincha aquí para ver la entrada Talleres.

sábado, 10 de julio de 2010

Mas de Barberans

Entre el 29 de julio y el 1 de agosto se celebrarán en Mas de Barberans (Tarragona) los Terceros Encuentros de artesanos de las fibras vegetales del Mediterraneo, unos Encuentros interesantísimos en todos los sentidos: organización, cesteros que acuden, lugar, actividades, etc.
Este tipo de eventos o se hacen con cariño e inteligencia o no funcionan, bueno, o funcionan como todas esas cosas "formula" sin interés y que aburren al más pintao. Pero en el Mas cuentan con Cristina Cardona, verdadera 'alma mater' de la organización que, llevada por aquellas cualidades, hace que los Encuentros resulten tan interesantes como gratos para público y artesanos. Feria, demostraciones, conferencias, cursillos, etc., se dan lugar en este pueblito al pie del Montsiá desde el que el delta del Ebro se muestra en toda su grandeza: impresionantes las vistas.
Este año dedican las conferencias y los cursillos a las nasas, concretando más, a un tipo de técnica de construcción de nasas de mar tan hermosa como interesante que, hasta no hace mucho, estaba extendida por todo el Mediterráneo. Josep Mercader será el asesor en este tema y es una suerte que así sea. Josep, además de cestero y tejedor de nasas lleva, junto con su compañera Magda, varios años investigando todo lo relativo a la elaboración y funcionamiento de estas artes de pesca tanto en Cataluña como en Baleares y otras zonas.
Para cualquier amante de la cestería es un placer encontrarse con gente que tan entusiasta como profundamente se dedica a organizar o investigar de la manera que lo hacen Cristina y Josep. Gracias a los dos y enhorabuena.
Y en cuanto a los demás, recomendaros que, si podeis y os apetece o andais por la zona, no dudeis en acudir, además teneis la montaña y el mar a un tiro de piedra del pueblo.
Foto: Nasa (gambina) sin acabar.

viernes, 2 de julio de 2010

encuentros tras los Encuentros


"Hoy me hubiera gustado que estuvieses con nosotros, hemos visitado a Carlos "er Soleta". Ha sido muy emocionante, se nos puso hecho un flan cuando le dimos la foto pincha aquí, alguna lagrimilla se le escapó, aunque luego no lo reconocía; le temblaban las manos y estaba tan agradable como siempre...."
Esto me escribió mi amiga Mari Ruiz el otro día y la foto a que se refiere es una de Carlos "er Soleta" que, junto a otras de cesteros, colgaron en el lugar dedicado a los ausentes en la jaima andaluza de los Terceros Encuentros de Cestería.
Ya veis, tras los Encuentros continúan los encuentros.
Fotos de Mari Ruiz

domingo, 20 de junio de 2010

Final de curso de cestería de reciclaje

Y se acabó. Se acabaron: cestos de plástico y cables, paraguas para días sin lluvia, barco para navegar por tubos y colores, juegos en común y solitarios. Aprendimos mucho a la par que inventabamos y nos reíamos. Cualquier día continuamos. Para el que no estuvo allí, aquí van algunas fotos (pincha en la de la derecha) , y si lo desea, en el Rato quedó a la vista y navengando en la quietud la nao sin nombre ni apellidos.

jueves, 17 de junio de 2010

Reciclaje 2


¡Sorpresa! Ayer, al finalizar el día, Flor, Oscar y Rubén se fueron a 'incautar' materiales para hoy. Tras encontrarse con que los chinos les querían cobrar 50 cts. por caja de cartón vieja decidieron acudir a otra fuente: obras en construcción. En una de ellas entablaron buena amistad con el jefe y les invitó a que se llevaran todo lo reutilizable que había quedado tras el paso de algunos gitanos. Cargaron la furgo y esta mañana teníamos cantidad de materiales 'brutales' es decir, de enormes dimensiones. De ahí surgió la idea: "¿y si hacemos una cestera-construcción grande y en común entre los alumnos?" Dicho y hecho. Hemos empezado y hay espectación por lo que resultará. De momento la espera mejor tomarla sentados, como hacen Fátima, Flor y Angeles en esta fantástica salita de estar reciclada. Mañana, más.

martes, 15 de junio de 2010

Curso de reclicaje


El lunes comenzamos el curso de cestería de reciclaje con Lois Walpole. Lo primero fue desembarcar toda la basura, perdón, joyas de deshecho que los alumnos traían. A continuación Lois explicó las técnicas que emplearemos este año para dar cuerpos a semejantes materiales. Tras las encomendaciones a los santos devocionados por cada uno ya se han ido viendo cosas muy interesantes, variadas y coloridas. Os seguiré comentando y mostrando.

sábado, 12 de junio de 2010

Tras los encuentros


Ya estaban allí cuando llegué. Sonrisas y abrazos: hacía tiempo que no nos veíamos.
Descargaron sus pocos cestillos y los colocaron a su gusto en la jaima. Ramón, con el mimo de quien vela por cada uno de sus últimos hijos. José, distante, viendo cómo una vez paridos los arrebata el mundo. Al dejarlos volví la mirada y la imagen de los dos viejos cesteros sentados juntos y en silencio en la desolación de la gran jaima se clavó en mi como un dardo.
Trajín, idas y venidas, arriba cursos que empiezan, abajo cesteros que trabajan, al paso gente que te pregunta y, entre el trasiego pero fuera de él, aquella imagen que había visto no cesaba de mirarme. ¡Párate! me pareció escuchar. Siguiendo un impulso cojí mi cámara, me fuí hacia Ramón y José y les fotografié. Decenas de veces la misma foto.
Compasión y desengaño en dos rostros que son el mismo. Y, ya ves, una caricia es tánto para el que está ahí fuera aguardando, acariciandonos con la mirada. Pero, ¿quién mira a quién? ¿Son ellos quienes nos miran? o somos nosotros mismos que nos vemos mirándonos. ¿Hay diferencia?
Allí seguían cuando marché.

miércoles, 9 de junio de 2010

Fotos de Fernando Verez

Fernando Verez me envía unas magníficas fotos que realizó durante los Encuentros. Podéis verlas pinchando en la de abajo. Muchas gracias Fernando.

lunes, 7 de junio de 2010

Y cuarto, que no Cuartos


Sí, se acabó.
¡Pero lo pasamos tan bien, que os lo canto!
Con el roce empezaron a surgir las amistades, los cesteros de norte y sur acudieron al lenguaje de las manos para entrechocarse técnicas, al de la cara para arrimar sonrisas y al de los ojos para expresar con las miradas lo que con el idioma no podían. El público, al paso, se contagiaba y unos y otros, cesteros y paseantes, descubríamos entre cestos, varas y herramientas, manos, ojos y sonrisas que nos recordaban que este tipo de cosas nunca se pueden dar por descubiertas.
Los cursillistas no querían acabar, tampoco los demostradores y menos aún cesteros como Enrique Táboas que, con tantos conocimientos y amor por su oficio, podría pasar días enseñando y contando cosas a los que se le acercaban. "¡Enrique, qué son las diez y ya se han ido todos!", le grito mientras continúa rodeado de interesados.
Lamentablemente la técnología punta dió la nota despuntando por su torpeza y nos dejó sin el sabor de los colores de las preciosas fotografías con que Anna-María Väätäinen acompañó su conferencia. Pero ella tuvo carácter y temple suficiente como para sobreponerse al contratiempo.
Después llegó la despedida con sus agradecimientos y la emoción que respiraban. De nuevo, público y cesteros sobrecogidos por el momento.
Dicen que no hay dos sin tres, pero nada se ha dicho de tres sin cuatro, así que tres y no más Encuentros de Cestería para este cantante. Porque amigos, cantar es una cosa y contar, otra.
Se acabó, sí.

En la foto: Antonio Rodríguez y Pertti Junninen

domingo, 6 de junio de 2010

Tres de Terceros


De nuevo, animación en los cursos de caña y lazos: Paco y Anelma tuvieron que vérselas con un montón de alumnos y enseñar sin descanso. Además tuvimos minicursillo extra, María y Andrea, amigas habituales de los cursos de cestería del Rato, "convencieron" (¿a base de sonrisas?) a Pertti para que les enseñase a fabricar los preciosos zapatos tradicionales finlandeses de corteza de abedul. ¡Qué suerte! Bueno, ya nos enseñarán a los demás. El Sr. Ramón y el Sr. José trajeron sus piezas de cestería tradicional gallega y conmovieron especialmente a los amigos finlandeses. A mí también, como siempre, pero esta vez seguramente que más porque la vejez, lamentablemente, se va apoderando de ellos.
Antonio tuvo problemas al inicio de su conferencia, la tecnología no le acompañaba y eso le empezó a chafar su charla pero, ¡santo remedio!, algún duendecillo de la informática tuvo compasión y, sin preguntar a nadie, puso a hibernar al ordenador. A partir de ahí resucitó Antonio, su palabra, sus conocimentos y su gracia gaditana y ya todo fueron parabienes y risas.¡Gracias duende!
Hoy, como novedad, la presencia de Enrique Táboas con sus patelas y demás cestería de las Rías Baixas (un fenómeno), y Aurora Martínez con su fina cestería de mimbre. La conferencia, de Anna-María Väätäinen, seguro que va a ser muy interesante.

En la foto, los zapatos de corteza de abedul casi acabados.

sábado, 5 de junio de 2010

Dos, dos

Segundo día de Encuentros. Habló Anelma sobre cestería de cortezas de abedul y nos volvió a enamorar del árbol y de su piel mostrándonos y comentándonos las conmovedoras piezas que realiza con ella.
Simo Lappi tejió luz blanca trasformada en inmaculadas láminas de madera de pino.
Continuó Francisco bailando la caña en el aire y Anna-Maria sorprendiendo a sus alumnos con las posibilidades de la corteza de castaño.
Y más, mucho más claro, pero es mejor acercarse por el Rato y dejarse enredar.
Hoy: conferencia de Antonio Rodríguez sobre el palmito, seguro que recogerá palmas del público. Curso de Anelma de cestería elaborada con nudos de macramé. Curso de Francisco sobre cestería de caña. Demostración de Pertti con cestería de corteza de abedul (atención! hará uno de sus encantadores zapatos). Demostración de Ramón Laxe sobre paxes da mariña lucense y de José Anido sobre cestas de madera de sauce.
¡Hasta dentro de un Rato!

En la foto pieza de Minna Koskinen

viernes, 4 de junio de 2010

Arrrrranque Encuentros de Cestería


Hoy a las once han arrrrrancado los 3º Encuentros Internacionales de Cestería en el Taller del río Rato (Lugo).
Estuvieron curseando: Annä-Maria Väätäinen con cortezas de castaño y el Sr. Manuel Lores con esparto. Demostrando: Maruja Torres (paja), Dolores González (paja), Jose Carlos González (mimbre), Pertti Junninen (cortezas de abedul), Antonio Rodríguez (palma) y Francisco López (caña). Conferencia de Don Enrique Blanco, "Esparto y alfombras ubedíes".
Mañana seguiran curseando los mismos. Demostrando: Simo Lappi (láminas de pino) Francisco López (caña), Idoia Cuesta (cestería con lanas) y Lluis Grau (láminas de castaño). Conferencia de Anelma Savolainen, "Cestería de abedul: una nueva perspectiva".
Más información en la entrada "Avance".

En la foto, curso de Anna-María.

domingo, 23 de mayo de 2010

Montemayores

Llamé a Dani (cestero de Baños de Montemayor, Cáceres, del que ya hablé en una anterior entrada) para decirle que pasaría por Baños la semana siguiente y me dijo que estaba en la cama.
- "¿A las seis de la tarde y con fiestas en tu pueblo?"
- "Sí, hizo una semana muy buena pero hoy llueve y hace frío".
- " ¿Y por eso te metes en la cama?"
- "Cuando me pongo en manga corta ya no me da la gana quitarmela hasta el invierno, así que, como tengo frío me meto en la cama"
- "Ah, ya. ¡Buena idea Dani!".
Aparecí unos días después por Baños. Hacía calor y Dani, en manga corta y rodeado de sus chicas, preparaba madera, es la época. Después de cortarla en marzo, desde ahora y hasta el verano se dedica a cocer los palos en el horno, rajarlos y dejar las verganchas conseguidas a secar al sol antes de almacenarlas.
Tras comer marchamos al pueblo vecino: Montemayor del Río. Montemayor es el lugar donde se elabora la mayor parte de los cestos de castaño que se comercializan en España. Hay aún bastantes talleres familiares de producción y dedican muchas horas a ello; darse una vuelta por este bonito pueblo lo confirma pues a penas se ve gente por sus calles.
Pero a falta de gente, madera. Es un espectáculo que recomiendo a cualquiera visitar Montemayor en primavera; las fachadas de las casas, los muros de las fincas, las propias fincas, cualquier lugar al aire es bueno para poner el castaño rajado a secar. Impresiona ver el pueblo abriendose en madera por todas las esquinas, parece la diástole de un corazón cesteril.
En tanto sigue Dani, solo en Baños de Montemayor, haciendo su cestería fina y colocando la madera al sol en la placita que rodea su taller. La sístole de aquel corazón.

En la foto, Dani en su taller. Pincha en ella para ver otras de Montemayor.

martes, 11 de mayo de 2010

Avance


Os paso un avance (pinchar en la foto) de lo que será la programación de los Terceros Encuentros de Cestería que celebraremos los días 3, 4, 5 y 6 de junio en la finca del taller de cestería del río Rato y que, como ya os había comentado en una entrada anterior, reunirán a cesteros de Finlandia, Andalucía y Galicia.
Os informo también de que la inscripción a los cursillos programados para estos Encuentros comenzará el día 24 y habrá que hacerla en el CENTRAD directamente (Rua Chantada s/n. Lugo), o llamando al 982210066 de 9 a 14 horas.
Foto: Lámpara, de Antonio Rodríguez

domingo, 9 de mayo de 2010

Talleres

Tal como revoltijo de cosas echadas al azar es el más hermoso revoltijo, así el mundo. Heraclito

La falta de intención de la que el otro día hablába
mos.

Recuerda la sentencia del maestro algo tan simple como adentrarse en muchos de los talleres cesteros, sobre todo si son rurales. El más o menos azaroso encuentro de una multitud de materiales, herramientas, útiles o piezas cesteras con todo aquello que no tiene mucho que ver con esta actividad da como resultado unos espacios hermosísimos y llenos de vida, ya sea por alegría, desolación, o confusión de lo uno y de lo otro. En ellos los cesteros pululan representando a las claras lo que todos somos dentro y fuera de cualquier lugar: cosas entre las cosas. Que de esos revoltijos salgan por la puerta objetos tan ordenados y organizados en su composición como son los cestos no deja de ser sorprendente, o más bien, lógico. Tanto como la tela de araña que se afirma entre un montón de mimbres caídos en cualquier esquina.

Más talleres pinchando en la foto