sábado, 28 de marzo de 2020

Antonio Yáñez

Estos días de atrás, Tim Johnson, amigo y colega de oficio, recordaba en Instagram y Facebook la visita que hace unos diez años realizamos a mi querido maestro cestero Antonio Yáñez. Esta noticia removía muchos y muy emocionados recuerdos de los años de aprendizaje y amistad que he disfrutado con Antonio. La aldea de la sierra del Caurel (Lugo) donde él vivía, de alguna manera se convirtió durante gran parte del tiempo que permanecí en Lugo, en mi segunda residencia. Confío en que algún día podré relatar aquellas vivencias y enseñanzas movido no por otra razón sino la de sentir que empujan en mí por salir. 
En tanto en cuanto, aquí van unos ¿aperitivos? Por un lado, rescato una vieja entrada que hice en este blog allá por el 2013 tras una visita que realicé a Antonio: el retrato de una escena en la cantina donde a menudo tomábamos una cerveza y que puede dar idea del pensar, decir, callar y relacionarse entre las (antiguas) gentes de aquellos valles. Por otro, la invitación, para quien lo desee, a ver el vídeo que publiqué hace unos años recogiendo algo de su labor cestera tal como yo la viví. Se titula, Seica estamos dous no mundo* -haciendo referencia a un comentario que hizo durante la grabación- y aquí va el enlace: https://vimeo.com/204613699
Salud, Antonio, te llegue como te llegue este mi emocionado recuerdo y sí, pese a la distancia, Seica seguimos estando dous no mundo. 
*Algo así como: Al menos estamos dos en el mundo.


ALDEA DE ANTONIO

CARLOS.- Carallo, Antonio, así que xa non facías mais cestos, eh! E mira, aquí traballando coma sempre.
ANTONIO.- Home, home, pero mira quén está aquí! E logo, cómo é que viñeches?
C.- Xa ves, sempre d´acá p´alá. E tí?, non decías que xa estabas vello e non traballabas nada?
A.- Nada.
C.- E logo esto?
A.- Nada, esto non é nada; unha nadiña por pasar o tempo.
C.- Xa.
A.- Veña, imos tomar un trago a San Cristobo!
C.- Imos.

CANTINA DE S. CRISTOBO

A.- Pasa. Anda, camiña!
C.- Tu primeiro, Antonio.
A.- Boas tardes.
DOS VIEJOS SENTADOS JUNTO A UNA MESA.- Boas.
A.- Mira, estes dous son os xefes de S. Cristobo, non ves o gordos qu´están?
VIEJO 1.- E logo, Antonio, ti eres o xefe do teu pobo. Estás flaco porque cómenche as pulgas,
que alí hai moitas!
A.- Tomalle algo. A ver rapaza, ponlle aquí ò rapaz o que queira! Para min unha cerveza.
C.- Outra pa min.
Silencio. Silencio. Silencio.

V. 1- Pois a min sempre gustaronme as mulleres. Moito. E comer ben. Traballar, traballé sempre forzado. 
VIEJO 2- Pois eu non. E hoxe traballo porque quero.
V. 1- Pois eu forzado, sempre traballé forzado.

Silencio. Silencio. Silencio.

V. 1- E mira, son vello, pero si pasa unha rapaza ben feita, vánseme os ollos tras dela.

Silencio. Silencio. Silencio. 

V. 1 - O outro día estaba de conto c´a Felisa. E veña conto. E digolle: Vouche tocar unha teta. E díceme a Felisa: E pegoche un hostión! Mira, a lengua que ande o que queira, pero as mans quetas.
E lambinlle* unha teta.
Breves risas.

CAMARERA.- Aquí están as cervezas.

Silencio. Silencio. Silencio.


* lambinlle: le lamí.

sábado, 21 de marzo de 2020

El calzado tradicional con fibras vegetales. Conferencia.

En una entrada anterior de este blog que hacía referencia a las actividades que desarrollé este año en la Universidad Popular de Albacete, mencioné una conferencia sobre calzado vegetal. La charla, titulada El calzado tradicional con fibras vegetales, se grabó en vídeo y ahora la presento aquí por si hay alguien interesado en escucharla.
La edición y montaje de la misma la ha hecho Paz Sriphova, una amiga fotógrafa participante en el curso sobre espardeñas que impartí en la misma Universidad y que, muy amablemente, se ofreció a llevarlo a cabo. Muchas gracias, Paz por tu generosidad y buen hacer.
Por problemas técnicos, la voz no se grabó con demasiada nitidez y además, a partir del minuto 32 aproximadamente, el micrófono que llevaba puesto dejó de funcionar por lo que el sonido es de sala. Lamento estos incidentes. También, al revisar la conferencia, encuentro que hay algunas imprecisiones y errores en cosas que expuse. Confío en que, si surge otra oportunidad, podré corregirlas así como mejorar lo que sólo ha pretendido ser una introducción al mundo del calzado elaborado con fibras vegetales.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Pestes

Pues ya que las alarmas virales de las instancias superiores no nos permitieron celebrar el curso acordado para el fin de semana pasado, y continuar con ello las enseñanzas de técnicas esparteras tan interesantes como lo son el recincho y el recinchillo, justo será, en contrapartida, aguarle un poco la fiesta a ellas. Así que, aunque sea desde la impotencia que nos alimenta a los de por acá abajo, y a sabiendas de la poca o nula eficacia que la siguiente denuncia pueda tener sobre su poderío, valga aquello de que "es amarga la verdad / quiero echarla de la boca" para ensayar aquí con unas líneas, si no a decir la verdad de la verdad, tal vez sí algo de la verdad de la mentira, ésa que intenta encubrir qué son y para qué quieren servir las pestes. Valga para lo que valga, que diría mi Maestro. 

PESTES


Y fue entonces que el Señor, viendo derrumbarse el mundo que había creado, quiso impedirlo. Presto a ello, ordenó el envío de nuevas y sucesivas pestes –todas la misma pero cada cual más aterradora- que ya solo con su nombre atemorizasen a las gentes y las pusiera en disposición de obedecer mansamente el cumplimiento de su eterna pero renovada ley.
Reyes y sacerdotes -vicarios del Señor en la tierra- fueron los encargados de anunciar la llegada del mal y disponer las cruzadas que con él acabarían. ¡Apartaos de los semejantes, en vuestro ser el fruto y la semilla de pestilencia! ¡Encerraos, echad la llave de vuestras casas y estad atentos a nuestra palabra! ¡Unidos todos por la separación venceremos al enemigo! ¡La desobediencia pondrá en peligro vuestra vida y la del prójimo: vigilaos los unos a los otros! El sacrificio tendrá su recompensa. Tened fe y seréis salvos.
Y el Señor vio que los más creían. Y se complació.


La imagen superior corresponde a una miniatura de un libro de oraciones del siglo XV. El papa Gregorio I conduce una procesión alrededor de Roma, para pedir el fin de la epidemia de peste.

jueves, 5 de marzo de 2020

Siete pares de esparteñas, una charla y un pastor.

Que José Fajardo, desde la Universidad Popular de Albacete, me propusiera impartir un taller de elaboración de esparteñas fue una agradable sorpresa. Añadir más tarde a esa invitación la posibilidad de dar una charla sobre el mismo tema, ya un alegrón. Fue entonces que algo en mi saltó proponiéndole que la conferencia no se limitara a las esparteñas sino que abarcara el calzado tradicional elaborado con fibras vegetales en España y fuera de ella. Llevo varios años curioseando en ese mundo y la verdad es que no pensé que surgiera la posibilidad de dar noticia de lo que había ido descubriendo, tal vez fue por eso que lo ofrecí sin pensármelo dos veces.
El curso se llevó a cabo los días 24 y 25. Se informó a los siete participantes que tendrían que venir provistos de los diferentes tipos de trenzas que cada uno necesitaría para realizar su par de esparteñas. La idea era que los dos días se dedicaran a aprender a coserlas, labor que, por si sola, ya nos ocuparía todo el tiempo. Los estudiantes eran muy aplicados y pronto aprendieron el método de cosido así que, como suele ocurrir, el taller excedió el tema propuesto y dio pie a compartir muchas otras cosas interesantes. Una de ellas, por ejemplo, el reciente descubrimiento por parte de los amigos de la Universidad Popular, a través del Museo Etnográfico de Tiriez, de las adovías, un calzado que en los días de nieve los pastores se ponían sobre las abarcas para caminar mejor. 
Adovías (Foto, Maite García)
La conferencia tuvo lugar el martes por la tarde y en ella traté, como comentaba más arriba, de plantear una introducción al calzado vegetal tradicional organizando algunas de las cosas que me parece haber descubierto. Fundamental en esa investigación fue encontrarme con que unas determinadas técnicas -no más de media docena- distribuidas por todo el mundo, definían la construcción básica de la mayor parte del calzado tradicional, al menos en lo que a la suela se refiere que es, a mi entender, el eje estructural y distintivo sobre el que se elabora lo demás. Unas técnicas cesteras que, como es costumbre, son aplicadas utilizando los materiales más apropiados en cada área del globo.
Conferencia (Foto de Paz Sriphova)
  Presentar y hacer una descripción general de tales procedimientos,  distribuirlos por las diferentes áreas donde aparecen y dar cuenta de las características de los materiales empleados me pareció que sería una buena manera de acercarnos a una producción, esta del calzado vegetal, de la que no he encontrado ningún estudio y que tan interesante y rica se me presenta: como me comentó en algún momento Fajardo, el calzado es algo que todo el mundo utiliza y ha utilizado.  La charla se grabó en vídeo y la colgaré en la red cuando esté preparada. Daré información de ello por si hubiera alguien interesado.
Algunos de los participantes en el curso de esparteñas (Foto de Paz Sriphova)
Aprovechando la estancia en Albacete, tierra espartera donde las haya, me acerqué a Tobarra para visitar a un viejo pastor-espartero, el Sr. Ricardo, con el que José Fajardo me había puesto en contacto. Lo primero fue tomar café en un bar a la entrada del pueblo; el Sr. Ricardo me fue poniendo al corriente de sus andanzas y según hablábamos dijo de enseñarme una de sus piezas: el cestico de las perras, como el lo llamó. Pensé que, al ser pastor, tendría algún cesto especial para sus compañeras de campo pero cuando echó mano al bolsillo y sacó un monederito, caí en la cuenta de que se refería a esas otras perras de las que ya apenas nadie habla: las moneditas sueltas. En fin, que este tipo de sorpresas no tienen precio.
Como tampoco lo tienen muchas de las cosas que me fue contando mientras, ya en su casa, comenzaba un cestillo y me mostraba un montón de entrañables piezas que había hecho: cómo aprendió, dónde, cuántos metros de pleita hacía mientras pastoreaba, el cariño que se tenían con Malena, la perra que le mató un coche, o el café y la copa de coñac que siempre desayunaba antes de salir con las ovejas al campo. ¡Y fíjate lo bien que está!, me suelta Mª José, su hija. Para que luego digan.
Quedamos en vernos más adelante, con más tiempo y con la promesa de disfrutar de unas buenas migas que el Sr. Ricardo se ofrece a preparar cuando vuelva con Fajardo. ¡No faltaremos!- contesto, mientras me mete en el coche no sé cuántas de sus joyas esparteras: una herradura de recincho para colgar las llaves, un macetero para una planta..., y cómo no, un cestico para las perras.