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El sábado pasado fuí a visitar a Gabriel y Reinalda a la residencia para ancianos de Almagro. Allí parece que los días pasan sólo a la espera del último. Hace dos años que tuvieron que dejar su pueblo y su esparto porque, como dice Gabriel: Un rayo ha caído en mi casa. Un rayo de desgracia y vejez. En su patio aprendí a hacer pleitas, 'coseeras', espuertas y capachos de igual forma que a saltear unas migas y comerlas todos en corro de la sartén. Verano tras verano allí con ellos hasta que el rayo cayó como un cerrojo que pone fin a lo que no tenía ninguno.
Algo parecido se diría que le ocurre a esa 'Posada de las estrellas' cuando uno ve la mirada que alzó en Reinalda su alusión: que siempre está abierta y entrelazando vidas. Ahí, el sueño de Gabriel camino de Puertollano se trenza en pleita con la fugaz fuga de Reinalda de la triste residencia; con estas vanas letras que intentan dar testimonio de ello; con lo que a ti, lector, te pueda estar haciendo revivir esto que nunca viviste.
2 comentarios:
por lo visto aquel rayo no acandadó del todo, aunque fuera esa su pretensión o lo aparentara, el curso de aquella pleita que de tan de lejos ya venía; de tan lejos como para que la acabe un mal rayo. No, amigo, la pleita sigue trenzándose..., gracias a tu maravillosa labor entre otras cosas. ¡Bonito blog!
a.
Pues sí, tienes razón 'a', ahí seguimos pleiteando contra rayos, vientos y mareas, Reinalda, Gabriel, tu, yo y cualquiera que se deje enredar en esa hermosa trenza que ni se sabe de dónde viene ni adonde va. Gracias por tu comentario.
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