sábado, 12 de junio de 2010

Tras los encuentros


Ya estaban allí cuando llegué. Sonrisas y abrazos: hacía tiempo que no nos veíamos.
Descargaron sus pocos cestillos y los colocaron a su gusto en la jaima. Ramón, con el mimo de quien vela por cada uno de sus últimos hijos. José, distante, viendo cómo una vez paridos los arrebata el mundo. Al dejarlos volví la mirada y la imagen de los dos viejos cesteros sentados juntos y en silencio en la desolación de la gran jaima se clavó en mi como un dardo.
Trajín, idas y venidas, arriba cursos que empiezan, abajo cesteros que trabajan, al paso gente que te pregunta y, entre el trasiego pero fuera de él, aquella imagen que había visto no cesaba de mirarme. ¡Párate! me pareció escuchar. Siguiendo un impulso cojí mi cámara, me fuí hacia Ramón y José y les fotografié. Decenas de veces la misma foto.
Compasión y desengaño en dos rostros que son el mismo. Y, ya ves, una caricia es tánto para el que está ahí fuera aguardando, acariciandonos con la mirada. Pero, ¿quién mira a quién? ¿Son ellos quienes nos miran? o somos nosotros mismos que nos vemos mirándonos. ¿Hay diferencia?
Allí seguían cuando marché.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabía que tu expresarías mucho mejor que yo la tristeza que me causo ver a José y a Ramón trabajar solitos en esa carpa tan grande, y sin público que admirase, su marvilloso trabajo, y más que valiosa sabiduría.
Ha sido una lástima que, estos encuentros no hayan tenido la difusión que merecían, despues de tanto esfuerzo, y tanto cariño que has puesto en ello. Una pena, que tanta personas se hayan perdido la oportunidad de ver trabajar a José;a Ramón;a Manuel y sus maravillosos cestos de esparto;a Paco que tras muchísimos años sin trabajar la caña, retoma estos trabajos para procurar que no se pierdan; a lo muchos compañeros que hicieron sus demostraciones en la carpa de Galicia, y por supuesto a los cesteros Finlandeses, maravillosos cesteros, y mejores personas.

Para mí ha sido un privilegio formar parte de estos encuentros, me he divertido, he aprendido mucho, me he visto arropada por los amigos; pero me hubiera gustado, que más personas lo hubieran compartido con nosotros. Creo que los encargadoos de la promoción de los Encuentros deberían tomar nota de lo ocurrido, y no sólo son mis impresiones; eran los comentarios de las pocas personas que estuvieron por allí.

De todas formas, gracias por hacerme formar parte de estos encuentros, gracias por la labor tan maravillosa que haces.

Besitos, Mari Ruiz

Anónimo dijo...

¡Ahí siguen sus miradas, y la tuya, acariciandonos!