martes, 31 de enero de 2012

Alpargatas

Ya hace unas semanas me lo venía diciendo desde la fotografía de unas entradas más abajo: - “Venga, ponte a hacer unas alpargatas como te enseñé que si lo dejas mucho se te olvidará”. - “Vale, Antonio (Lobato), que tienes razón”. Y me he puesto. Refresco la memoria con los vídeos y fotos que le saqué, cojo una de sus alpargatas para tomarla como modelo y allá que voy. Al rato de darle vueltas, cuando el misterio de su construcción se ha ido desvelando y descubres los pasos a seguir junto a la razón que los guía, te levantas el sombrero, y con un coctel de alegría y gratitud, brindas a la salud de...de nadie, como mucho a la de la inteligencia y manos de unos y otros que a través del tiempo han ido desarrollando un proceso que, de tan sencillo y lógico, asombra. ¡Jo, Antonio, qué razón tenías cuando me decías que esto era muy fácil! ¡El complicao es uno!
Un rato después, averiguado el intringulis general, al fijarte en la alpargata modelo empiezas a descubrir detalles: ese cordoncillo de tres ramales que refuerza el final del tejido, aquel ribetito que protege y engalana el empeine, aderezos encantadoramente gratuitos que dejan asomar el cariño y esmero que puso en la faena quien los hizo, aun consciente, probablemente, de que apenas nadie se fijaría en ellos. -“Te pillé Antonio, en esta cuña del tejido del talón hiciste trampilla. Claro, entiendo que no es fácil de solucionar el problema del semicírculo pero ¿y si pruebo a dar dos vueltas aquí en lugar de una?” - “Sí, parece que así funciona mejor, aunque hay que mejorar eso, eh!” - “Ya. Tiene usted razón, maestro. En la próxima.” Hoy día, con montañas de zapatos por todas partes, casi nadie usa ni le interesa este tipo de calzado. Pareciera un ridículo empeño el nuestro. Tal vez. Y tal vez también, lo único ridículo de verdad sea no hacer cosas ridículas. Seguimos con las alpargatas, no hay tiempo que perder, quedan un sinfín de posibilidades en el intento vano de llegar algún día a perfeccionarlas.
Foto superior: Alpargatas de trabajo de Antonio.

English version by Nacho Gil
Espadrilles
A few weeks ago already that I keep telling myself from a picture bellow: -“Come on, put yourself with the espadrilles as I teach you ‘cause if you leave it for too much you’ll forget it”. – Okay, Antonio (Lobato), you’re right”. And I have put myself. I refresh my memory with the photos and videos that I took to him, pick up one of his espadrilles for use it as a model, and there I go. After a while of turning it over, when the mystery of its construction has gone revealing and one discovers the steps to follow along with the reason that guides them, rises one’s hat and, with a cocktail of joy and gratitude, makes a toast to the health of… of nobody, at most to the intelligence and hands of one and others that over the time have gone developing a process that, of so easy and logical, astonishes. ‘Jo’(1), Antonio, how much reason you had when you told me that this was very easy! The difficult is oneself!.
Having figured out the general intricacy, a moment later one begins to discover details by looking for in the model of espadrille: That thin cord of three strands that reinforces the ending of the tissue, that little edging which protects and adorns the instep, delightfully free dressings, which let appear the love and care that put in the task who made them, although aware, probably, that hardly anyone would notice them. –“I’ve caught you Antonio; you did a little cheating in this wedge of the heel’s tissue. Of course, I understand it isn’t easy to solve the problem of the semicircle but what if I try to make two turns here instead of one?”- “Yes it seems it works better this way, though we must to improve that, eh!”- “Yes. You are right, teacher. For the next one”.
Nowadays, with mountains of shoes every where, almost nobody uses nor is interested in this kind of footwear. Ours seems like a ridiculous effort. Maybe. And maybe also, the only thing truly ridiculous be not to make ridiculous things. We go on with the espadrilles, no time to loose, there are endless possibilities in the vain attempt to improve them some day.
(1)Colloquial exclamation expressing, in this case,astonishment.
Upper picture: Antonio´s working espadrilles.

miércoles, 18 de enero de 2012

Por Euskadi

Juanito labra, raja, corta, teje o compone los cestos tan rápida como magistralmente. Es verdad, estás ahí y estás observando a un maestro. Harían falta muchos días en su compañía para aprender un poco de lo que sabe, él y sus manos. Desde los 11 años dale que te pego al castaño es sólo una parte de la explicación. Su imaginación y vitalidad añaden algo más de comprensión, pero ¿cuántos niños de ochenta y tantos años nos encontramos en la vida? Pues éste es uno y seguro que eso tiene mucho que ver con su inmensa capacidad creativa. Estoy por el País Vasco recorriendo cesteros y en la visita que le he hecho Juanito Unzueta no ha parado de jugar con el niño de año y poco que nos acompaña. Labra una tira de castaño y según sale limpia del banco se la coloca alrededor de la cara haciendo reir al crío. En su acción no ha habido separación entre trabajo y juego, tal vez porque para él estén confundidos. Tampoco cuando, para mostrarnos la fortaleza de su construcción, se ha subido a uno de sus cestos-silla y los primeros y bruscos saltos han pasado sin más a ser tan burlescos como los que daría el chaval que le observa estupefacto. Uno se siente alegremente desbordado por el personaje y sus conocimientos, recoge lo más inmediato de su producción cestera y se reserva un aliento para animar desde aquí a algún amante de estas cosas que tenga más a tino a este maestro para que, con paciencia y disfrute, aproveche pronto para aprender y recoger de él cuanto pueda. Fabricar una cesta para el juego de pelota vasca no es ninguna tontería. La pieza, de por si hermosa , es técnicamente complicada. Miguel Angel Arriaga es uno de los últimos cesteros que siguen fabricando estas cestas en Euskadi. Quedan pocos, tal vez media docena, y él es el más joven. Muy amable y ordenadamente, me explica el proceso de elaboración. Aro y costillas de castaño, primero. Otro artesano ya se los manda con la forma que necesita y con ambos monta la cesta a gusto del ´cestapuntero' que se la haya encargado. Después, pacientemente, teje la cesta con tireta de mimbre que prepara a la medida precisa,. Un montón de horas y una sabiduría que, como tantas otras en cestería, están sin transmitir a las generaciones que van llegando.Echo de menos en los cesteros que he podido contactar, alguno que siga fabricando las antiguas cestas de costillas que por estas tierras se fabricaban tanto para el mundo del mar como para el del interior. Tan sólo algunos testimonios en los museos y la sospecha de que, de otras piezas y conocimientos, seguramente no haya quedado ni eso.
English version by Nacho Gil
Around Euskadi (1)

Juanito planes, splits, cuts wood, weaves or builds baskets as fast as masterfully. It is true, you are there and you are watching a master. It would be needed many days in his company to learn a little of what he knows, he and his hands. From the age of 11 over and over again with the chestnut tree is only one part of the explanation. His imagination and vitality add some more understanding, but, how many children of eighty and some years old do we find in our life?. Well then this is one and sure that this has much to do with his immense creative capacity. I am in the Basque Country roaming for basketmakers and during the visit I have made to Juanito Unzueta, he has not stopped for a second playing with a child little more than a year old who comes with us. He planes a chestnut tree strip and so it comes out cleaned of the bench he places it around his face making the kid laugh. In his action there has not been any separation between work and play, maybe because for him they are both mixed up. Not either when he has gone up on one of his baskets-chair, for showing the strength of its construction, and the first and abrupt jumps have happened without further to be so burlesque as it would be those of that kid who watches him stunned.
One feels joyfully overwhelmed by the character and his knowledge, gathers the most immediate of his basket production and keeps in reserve a breath to encourage from here to any lover of these things who has a closer destination to this master for, with patience and enjoy, take advantage soon for learning and gather from him as much as possible.
Manufacturing a basket for the game of ‘jai alai’(2) is no nonsense. The piece, in itself beautiful, is technically complicated. Miguel Angel Arriaga is one of the last basket makers who still produce these baskets in Euskadi. There are few, perhaps half a dozen, and he is the youngest. Very friendly and orderly he explains to me the manufacturing process. Rim and wood plates from chestnut tree, first. Another craftsman already sends them with the required form and with both he mounts the basket to the wish of the 'jai alai' (2) player who had ordered it. Later, patiently, he weaves the basket with ribbon of wicker, which has prepared to the accurately measure. There are a lot of hours and a wisdom which, like many others in basketry, are without transmission to the generations that are arriving.
I miss among the basketmakers with whom I have been able to contact, any who still makes the old baskets of ribs which were manufactured by these lands both for the sea world as for the inland. Just a few testimonials in the museums and the suspicion that, of other pieces and knowledge, certainly has not remained even that.
(1)‘Basque Country’ as it is called in Basque language
(2)It is a variety of Basque pelota. It is called ‘zesta punta’ in Basque and ‘’cesta-punta’ in Spanish (literally: ‘edged basket’), and it is known outside Europe as ‘jai alai’.

sábado, 7 de enero de 2012

Antonio Lobato

Entiendo mucho mejor a Antonio escuchando sus manos que sus palabras. ¡Ozú. Cómo hablan por esas sierras de Cádiz! "Antonio, a ver si me puedes explicar cómo haces las alpargatas". Y lo único que pillo de su larga respuesta es un "zí, zí" que actúa como salvavidas en ese mar de confusión verbal en que me tenía sumergido.
Toda la vida fue albañil y toda la vida se hizo las alpargatas de pita y esparto (después vino la goma para las suelas y desplazó al esparto) que habitualmente calzaba la gente de aquellas tierras.
No hay que insistir mucho, ni corto ni perezoso coge un hojote de pita y se pone a rasparlo sobre la tabla para extraer las fibras. Ha sido tan rápido que casi ni me ha dado tiempo a pillar las cámaras para grabarle. Mucha tecnología puntera pero nada que hacer ante unas manos actuando directamente sobre el material. Pide esfuerzo, tiempo y mano esto de rascar la pita hasta que la pulpa deja paso a los hilitos que la recorrían a todo lo largo de la hoja. Luego hay que dejarlos secar y estarán listos para la faena.Sobre la mesa de la cocina la pita en rama y nada más. Después aparecen las manos de Antonio que cogiendo unas pocas fibritas irán retorciéndolas y haciendo un cordón al tiempo que conforma la parte superior de la alpargata. Me explica (creo) lo que hay que hacer, pero doy gracias a sus manos que lo hacen. Después viene la talonera con su complicación y su explicación, y yo sigo alabando sus manos. El cosido a la suela y la sonrisa del maestro mostrando un par acabado cierran una 'clase' que duró algunas horas.
Muchas más llevaría elaborar de principio a fin las alpargatas pero ya me hago una idea.Cuando a los niños se los deja en paz (cosa prácticamente imposible en nuestros días) y tienen oportunidad de ver unas manos diestras haciendo algo (un cesto, un cacharro de barro...), alucinan. Descubrir lo que va ocurriendo en ese encuentro entre 'bruto' material y manos es maravilloso. A poco que uno deje aflorar a su niño, si es que todavía no se lo han matado o lo ha hecho él mismo, reconoce esa maravilla y es una suerte que, pese a tanto oropel campante, aún haya oportunidad de asistir a ese ceremonial en la actualidad.English version by Nacho Gil
Antonio Lobato
I understand Antonio much better listening to his hands than his words. Ozú! (1). What a way of speaking they have by those mountains from Cadiz! “Antonio, let see if you can explain me how you make the espadrilles” (2). And the only thing I get from his large speech is a “zi, zi(3), which works as a life jacket for this ocean of verbal confusion in where he had me submerged.
He has been a bricklayer during his whole life, and during his whole life he has made his own espadrilles from agave and esparto grass (later came the rubber for soles that displaced the esparto grass), which usually wore people of those lands.
There’s no need to insist, wasting no time he takes a big leaf of agave and starts to scrape the leaf over a plank to extract the fibres. It has been so fast than I hardly had time to catch cameras for recording him. A lot of high technology but nothing to do before some hands working directly on the material. It requires effort, time and hand this of scratching the agave until the flesh gives way to the little threads that ran all along the leaf. Then we must let them dry and they will be ready for the work.
There’s nothing else than branches of agave on the kitchen table. Then Antonio’s hands come into scene, taking a few little fibres, they will go twisting them for making a rob at the same time as they conform the upper part of the espadrille. He explains me (I believe) what it must be done, but I thank his hands that make it. Next comes the heel with its complexity and its explanation, and I keep praising his hands. The sewed for the sole and the master’s smile showing a finished pair put an end to a ‘class’ that took several hours.
It would take many more hours to make the espadrilles from the beginning to the end but already I make myself an idea from it.
When one left children alone (which is practically impossible nowadays) and they have the opportunity of watching skilful hands making something (a basket, a pileup of clay...), they are amazed. Finding out what happens in this meeting between crude material and hands is just fascinating. A little bit that one allow its own child coming to the surface, if they have not yet killed, or has done it oneself, one recognizes this wonder and it is a luck that, in spite of so rampant glitz, still there be an opportunity to attend to that ceremony nowadays.
(1) This is a popular exclamation from Andalusia which means ‘Jesus!’
(2) rope-soled shoes or slippers
(3)“yes, yes”: The Spanish “si, si”, but pronounced with an accent from this part of Andalusia, where the ‘s’ sounds like the English ‘th’ of ‘think’.