lunes, 25 de mayo de 2020

Ruido

Se cerró la puerta y la vida ocurrió en soledad. Soledad ante la noticia de la muerte del amigo, la quiebra de la razón de aquél cuya lucidez admirabas, el abrazo deseado, la sonrisa desvanecida, tu rostro que se aja en el espejo. Pero también, el ramo de mimosas en el jarrón y el declinar de su sombra fiel al sol poniente; la rotundidad lógica de las leyes de una técnica espartera; el fugaz cruce de miradas con la golondrina que se cobija de la lluvia junto a sus hermanas. Admiraste la grandeza de un sencillo sentimiento; te atrapó la sutileza del sereno no lugar donde todo está por sentir.  
Suena la aldaba de la puerta, abres dispuesto a escuchar el testimonio de la soledad del otro y de frente un bofetón de bocinas atronando, gentes que chillan y agitan banderas; rancio ruido por ensordecer el bisbiseo de la vida.

sábado, 16 de mayo de 2020

Perdida patria

No sabía dónde me había perdido de mí mismo. Daba una señal al interlocutor: A ver si puedes localizarme siguiendo la pista del último cesto que estaba haciendo, uno entre los que -todos inacabados- había en el lugar donde desaparecí. Ha sido entonces que la vigilia, soñándome despierto, ha dormido aquel sueño. Desorientado, me levanto de la cama y dirijo a la cocina únicamente por hacer algo: un camino trillado que, sólo con el resplandor de la farola que atraviesa la ventana, recorro sin necesidad de encender la luz. Súbitamente, bajando los peldaños de la escalera, caigo en que, de cierto, nunca he sabido dónde estaba. Más que nada porque no reconozco éste lugar en el que hay resplandor, escaleras, viajes transoceánicos o preguntas. En el fregadero, el lento goteo del grifo sobre un vaso lleno de agua inunda el silencio de la noche. Como algo sin hambre. Bebo sin sed. Regreso a la cama sin sueño y cierro los ojos. Un haz de luna ilumina el dedo adulto al que se aferra la manita del bebé dormido; el sabor de una caricia viaja hasta las entrañas de los labios; cierta escalera niega cualquier respuesta y sólo alcanza a preguntar... Imágenes, olores, sonidos que se suceden al compás de aquellas gotas en el fregadero; inacabadas sombras que aciertan a señalar mi perdida patria con la precisión del dardo que lanza una vieja cajita de música cuando se abre. Continúo durmiendo. 


domingo, 3 de mayo de 2020

Resurrección

"La resurrección de los muertos que se nos tiene prometida". Así, despojada de cualquier atuendo, un día aquella frase atravesó mi descuidado oído para venir a refugiarse en esos abismos de uno donde no puedo llegar. A veces, como ola que alcanza la playa, asoman a la superficie de mis días aquellas palabras y, en su resaca, me arrastran hasta sumergirme en un cuerpo que no nace nunca porque nunca murió. Allí, los otros, los que despedí en mi sueño cuando su barco para siempre se alejaba, regresan con cantos y sonrisas del viaje al que no partieron jamás.