Del menudeo pasas al filón en un plís plás y vaya, que regalo así lo agradeces mucho. Impresionante la cantidad de actividades y capacidad de convocatoria que tiene dicha Universidad. Una de ellas, como dije antes, es el taller de esparto que mantiene abierto durante el periodo ‘escolar’ desde hace ya algunos años. José Fajardo es el encargado y docente, si bien el funcionamiento del mismo es tan abierto como ejemplar. Allí se juntan gentes de diferentes edades y condiciones y cualquiera que aprenda algo nuevo (técnica, objeto,…) lo comparte y enseña a los demás.
También invitan a viejos esparteros a sumarse al corro y aportar lo que saben. Fruto de ello es la cantidad de técnicas y conocimientos sobre el tema que han ido recogiendo y el número de personas que están aprendiendo una tradición que se perdía.
Otro evento muy interesante dentro de las jornadas tuvo lugar el sábado 14. Viejos esparteros de toda la provincia acudieron a dar clases 'magistrales' durante toda la mañana a cualquiera que por allí pasase.
Un placer escucharles, verles trabajar, aprender con ellos. Y hasta un galardón hubo, al espartero más viejo de los presentes, Don Antonio Baídez, de 98 años que, ni corto ni perezoso, se arrancó con este fandango después de recibir el diploma y justo antes de que marcháramos a comer los riquísimos gazpachos manchegos que la organización había preparado para los asistentes.
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