O manos, esos apéndices llenos de dedos con los que la gente hace cosas; en el caso que nos ocupa, trenzar, coser o pleitear esparto. Porque, a qué engañarse, son ellas y no fulanito o menganito quienes trenzan, cosen o pleitean cuando algo de eso se hace bien. Sería imposible que cualquiera, voluntaria y conscientemente, dirigiera los movimientos, colocaciones, ritmos que ellas realizan con tanta precisión, automáticamente, graciosamente, casi que en danza. No hay más que fijarse.
Así que te fijas. Y qué mejor día para volver a hacerlo que uno en que un montón de maestros esparteros dejan a sus 'apéndices' en manos del esparto. O viceversa, porque ¿acaso no hay momentos en que ambas cosas, esparto y manos, se confunden? Y como llevas cámara pues les machacas a fotos. Aquí os dejo algunas (pincha en la foto).
Sé que faltan otras, las que mostraran el soterrado, casi inconsciente placer que produce en cualquiera ese 'juego de manos y esparto', pero no sé si eso se puede fotografiar.
Analisi della società del benessere
Hace 1 año
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