Hace unos días recibí un correo de Iker Yurrebaso contándome (en euskera, o sea que no entendí absolutamente nada pero deduje por las fotos que me envíaba) lo bien que se lo habían pasado en su pueblo hacíendo una cabaña de mimbre con un grupo de niños, "y lo bonita que ha quedado", añadiría yo. Iker participó en el curso de construcción con mimbre que realizamos en Valladolid hace algo más de un mes y, en tan breve tiempo, ya ha montado esta experiencia tan buena. Es una alegría que los cursos se desarrollen con buen ambiente, que las piezas que se realicen sean interesantes para los alumnos pero también anima un montón que lo aprendido se propage por otros lugares y con otras gentes, y si son niños, como en este caso, ¡
chapeau! , la semillita se ha hecho flor. Enhorabuena.
Fotos de Iker Yurrebaso.
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