Llamadle S. Pensad en montañas. Sólo
veréis sus manos.
Esa gran giba que aún se puede
contemplar de cuando en cuando a espaldas de vaqueros y agricultores
por los bosques y prados cántabros, está hecha de avellano, se
llama cuévano, sirve para transportar desde la hierba hasta el bebé
y aún hay quien tiene el ánimo de seguir tejiéndolas, pese a todo y
a contratiempo.
S. es uno de ésos. Pero a contratiempo
también significa 'a contra ley' (¿acaso hay otra que no obedezca a
la del tiempo contado, con su progreso y demás zarandajas?) y S. tiene que hacer sus joyas escabulléndose del Gran
Matarife y sus legalistas secuaces. Como tantos otros cesteros. En el recuerdo, aquél que
arranca juncos trasnochando, el que trinca palmito a la sombra de la
gran base naval, la que vende sus cestitos en el mercadillo
camuflándose para que el 'revisor' no la pille, el que corre peligro
de que le quiten la infame paguilla con que el Estado le conmina a
convertirse en un muerto en vida, y tantos otros que, ¿a qué
seguir? Sea pues, sólo veréis sus manos.
Dos años atrás, alguien me decía. Un
año después, viajaba adonde me dijeron y el devenir me llevaba
hasta S. Hace unos días, volvía allí para zumbar a su vera grabando y
fotografiando el paso a paso de la construcción de un cuévano.
Da su madera el avellano aquí, como en
cualquier otra parte, con corte superficial y flexionando sobre la
rodilla. Se va mondando la vara hasta que queda su alma desnuda que, como todas las almas desnudas, de pura rigidez rompe. Atizará el
fuego. Pero piel, carne y savia, suaves, ceden a la seducción de
manos y juegan.Extraña base de damero calado y cruz para empezar. Alzado con auxilio de marco metálico. Tejido con una trama que por no coincidir hace de dos montantes uno. Crece el cuévano hasta pedir el aro que le bordea y da fin.
Los brazales, por no
deslucir, también de avellano, de varas enteras acordonadas como si
de esparto o pita se tratase. Hay arte en trenzar esto bien.
Atadas al
cuévano, no hay más que hacer.
Y ahora, qué. Un destello. El de
ese otro tiempo incontable a que alude 'ahora', ése que, según
dices 'ahora', ya no es ahora. Ése monstruoso. Libre. Brutal.