Treinta años en investigaciones cesteras dan para algunas cosillas. Por ejemplo, para sepultarte en casa bajo un montón de cestos que han ido llegando de las maneras más insospechadas. Los abuelos son muy generosos, te pasas el día grabándoles y aprendiendo con ellos y, además de dedicarte el tiempo, acaban regalándote alguna de sus piezas. Otras veces, aunque a precios de risa, consigues comprárselas. Luego están las que te traen los amigos, las que
encuentras tiradas en basureros, a la venta en rastrillos callejeros,
abandonadas en casas derruidas…
Desde el 2013 hasta ahora la colección ha visitado varios países europeos y
algunas ciudades españolas recalando siempre, entre medias, en Caballar (Segovia),
lugar donde resido desde el 2012. Aquí, el Ayuntamiento, pequeño y sin apenas
medios materiales, me ofreció generosamente una sala de su edificio para mantener las piezas expuestas cuando no
viajaban. Y es a cuento de esto último que me he detenido un rato a escribir
puesto que, salvo la gente que viene a los cursos que organizo en el pueblo, apenas nadie
más está enterado de que la exposición se puede visitar. Informo, eso sí, de
que la muestra es a lo ‘crudo’, es decir, sin apenas elementos de apoyo
(peanas, vitrinas…). La selección cuenta
con alrededor de 120 piezas venidas de las distintas áreas del país y está
‘organizada’ en torno a los distintos materiales más empleados en la cestería
popular española.
Por último, comentar que para visitarla hay que contactar
previamente conmigo* pues la sala no tiene horario ni días concretos de
apertura; la cosa se realiza a petición y con previo acuerdo de fecha y
hora.
Por otro lado, o al tiempo que sucede esto, vas descubriendo
un poco la cestería popular (es decir, aquella que ha venido siendo realizada
para su vida cotidiana por labradores, pastores, pescadores,… Gentes, en
definitiva, no profesionales del oficio) y la belleza de sus objetos ya no es
lo único que te llama la atención: el ingenio que muestran, las técnicas con
que están realizados, el conocimiento de los materiales empleados, las
finalidades con que se han construido, te van desvelando un mundo desconocido
pero que, de alguna manera, reconoces.
Así que, con el empuje de este tipo de razones y animado por
la invitación que hace unos años recibía del National Vlechtmuseum de Holanda para exponer, fue que me
decidí a seleccionar y organizar un poco el cerro de cestos con el fin de
montar una muestra que diera humilde cuenta de algunos de los rasgos y
características de la cestería popular española (guardando todas mis reservas a
esta demarcación territorial, ajena completamente al mundo de las tradiciones).
Bueno, pues por si aún queda algún que otro despistado por
ahí al que le interesen estas cosas cesteras que ni mueven instituciones
culturales, ni dineros, ni proyectos de futuro, ni ninguna de esas cosas tan
aburridas, pero que pueden, tal vez, remover algún rescoldo de amor por las
cosas buenas que por ahí nos pueda quedar, queda dada la noticia.
* carlosfontales@gmail.com
Tfnos: 617745508 / 921500796