Para Nolo
Te soñé flores, padre,
moradas y la vieja brisa,
bajo el roble paciendo suave,
arrastraba de allí toda prisa.
Tú, tan libre de ti,
sonrisa amplia, la niña
de tus ojos fugaz la vi
destello en gota de resina.
Y en tanto de herida un rayo
en mis entrañas se hendía,
morado aroma mi mano
de niño para ti perseguía.