Son los cien últimos (salvo alguno que se ha quedado la distribuidora, según me dicen). El libro se publicó en el 2005: mil ejemplares, y parece que le llega el final porque seguramente no será reeditado. Así que, por si alguien está interesado en hacerse con él a un precio que me parece bastante asequible, (32 € + 8 de gastos de envío para España, gracias a la oferta que me ha hecho la Editorial al adquirírselos todos), pues que me lo diga (carlosfontales@gmail.com) y se lo envío. El título, "Cestería de los pueblos de Galicia", supongo que ya anuncia de qué va el contenido: un recorrido general por la cestería popular gallega en el que, a través de 195 páginas de texto, muchas fotos y bastantes dibujos, se expone cómo se ha venido elaborando este arte en aquella comunidad, al tiempo que se traza un mapa impreciso (como todos los que tienen que ver con las tradiciones) sobre los distintos tipos de materiales, piezas y áreas donde se emplean y fabrican ('fabricaban', habría que decir ya?). Si bien Galicia es el área geográfica donde se centra el estudio, hay en él aspectos que se pueden extrapolar a cualquier otra zona de la Península (y más allá incluso): el tipo de artesanía y artesano a los que aquí se hace referencia (populares, es decir, no especializados en la labor), su forma de trabajar, el medio y circunstancias en que lo hace, el tipo de 'economía' en que se integra esta actividad, etc., son, como señalaba, comunes, con sus peculiaridades, a los del resto del país. El libro va acompañado de un DVD con siete reportajes grabados, en colaboración con el equipo técnico de la Diputación de Lugo, a diferentes cesteros rurales y, aunque no es su finalidad, se dan también pautas sobre la fabricación en el caso de algunos cestos y otros objetos. ¡Ah!, y algo que me llena de alegría: el prólogo es de mi maestro y amigo Agustín García Calvo: la charla que pronunció en Vigo en 1999 con motivo de unas jornadas cesteras a las que tuve la oportunidad de invitarle y cuya magistral exposición sentó las bases para mucho de lo que ha venido siendo mi posterior estudio y divulgación de este arte tradicional.
Claro, como todas las cosas, este libro también tiene sus dos historias: la que cuenta y la que lo cuenta. Y como esta segunda no aparece reflejada directamente en él, os la relato un poco a lo breve por si a alguno le apeteciese estar al tanto.
Erase una vez hace unos 30 años que, sin comerlo ni beberlo, aquí éste se encontró enredado en el mundo de la cestería. Eran los comienzos y, durante mis más o menos prolongadas estancias en remotas aldeas de Galicia (tierras por las que entonces vivía), invitado por ONGs a enseñar a los lugareños un poquillo de lo poquito que sabía de estas artes, fui descubriendo, de manos de aquéllos, una cestería hasta entonces ignota para mi mismo: la que habían venido elaborando los campesinos de esos parajes desde tiempos inmemoriales. Comprobando que ese arte y objetos que tan interesantes se me presentaban estaban desapareciendo y que nada, o casi nada, había sido recogido de alguna manera que dejase testimonio (libros, fotografías, filmaciones...), aquél primer enredo se lió más y comenzó lo que sería una labor de aprendizaje, investigación y registro (un poco caótico todo, tengo que reconocerlo) de aquella cestería popular que, sin buscar, me había encontrado. Durante algún tiempo la documentación fue quedando en el limbo de unas estanterías de casa sin pensar mucho en qué hacer con ella: acuciaba la supervivencia económica y el poco tiempo que esa bicha dejaba libre se lo entregaba muy gustosamente, como siempre, a la pereza. Pasados unos años fui contratado por el Ayuntamiento de Vigo a impartir unos cursos sobre cestería popular gallega en su recién creada "Casa do Cesteiro". La enfermedad que desde algunos años arrastraba se puso alegre por esos tiempos y me concedieron una 'baja pagada', algo que ni tenía noticia de que existía. Como la cosa iba para rato, tenía el pecunio relativamente asegurado y 'el dolce far niente', como suele ocurrir, invita a cosas divertidas, me puse a organizar todo aquel material con el objetivo, más o menos definido, de hacer un libro con él. Entre gozos y sombras fue construyéndose y, una vez que me pareció listo (o al menos razonablemente presentable), pasé a buscar quién quisiera publicarlo. Un calvario de años, engaños y desengaños hasta que Francisca López, entonces directora del CENTRAD (Centro de Artesanía y Diseño de Lugo), institución para la que por aquellos años yo estaba trabajando, me propuso que fuese la Diputación quien lo publicase. Acepté y, como nunca me había movido un interés económico en esta labor, mis condiciones no fueron por ahí sino que se resumieron en estas tres: que la publicación se hiciese con calidad, que el libro se distribuyese siendo de fácil acceso al público y, finalmente, que se me reservaran los derechos de autor. Pasado un tiempo, recibí una llamada de la directora para comunicarme que la maquetación estaba terminada pero que había unos contratiempos. Los 'contratiempos' eran que, por desconocimiento -estoy seguro-, ella había aceptado unas condiciones de mi parte que no encajaban con las normas que la Diputación tenía para sus publicaciones. Me negué en rotundo a que el libro no se distribuyese ni se respetaran mis derechos de autor y, a sabiendas del desembolso que la Diputación había hecho para pagar los gastos de enmaquetación, pensé que eso supondría mi despedida ipso facto del trabajo. Pero no, y aquí quiero agradecer de nuevo a Francisca López su comprensión y su buen hacer para conseguir que no sólo no ocurriera eso sino que pudiéramos aprovechar el trabajo realizado para que una editorial lo publicase. Ir Indo sería la editora. Después de mantener una reunión con su director, Bieito Ledo, éste se mostró encantado de hacerse cargo de ello. Pese a ser una firma que sólo publica libros en gallego, convenimos en que un libro como éste, tan 'minoritario' en principio, corría serio peligro de no venderse apenas, no sólo en España sino también en el extranjero, si no lo publicábamos en castellano que era como yo lo había escrito. Se hizo pues así pensando además que más adelante, seguramente, se podría realizar otra edición (tal vez con el apoyo de la Xunta?) ahora sí, en gallego o incluso bilingüe. Bueno, la sorpresa fue que no sólo el gobierno de la Comunidad no tuvo ninguna disposición a hacer tal cosa sino que, dado que el libro no estaba escrito en gallego, rechazó adquirir ningún ejemplar para bibliotecas y demás. Supongo que estarían convencidos (con ese convencimiento irracional que dan las ideologías) que era mejor no tener ningún libro sobre la cestería tradicional gallega que tener uno escrito en castellano.
Y, más o menos, hasta aquí la historia. Desde el momento en que salió a la luz, el libro ha ido goteando sus ventas gracias fundamentalmente al boca a boca (algo que supongo que ocurre con la mayoría de este tipo de documentos) hasta el día de hoy en que, como comenté al principio, hemos llegado a los 100 últimos ejemplares. Desde el momento en que me puse con él pensé que este estudio podría servir como una especie de introducción o mapa general de la cestería popular gallega. No era mi intención hacer un trabajo exhaustivo sobre el tema (algo que llevaría mucho tiempo y necesitaría la colaboración de alguna institución o lo que fuese que hiciese una aportación económica) sino que confiaba, y sigo confiando, en que otros se animaran a continuar con la investigación, tal vez ahora más centrada en áreas concretas de la geografía gallega. Algún trabajo en este sentido se ha publicado y, ojalá, antes de que sea demasiado tarde (si es que no lo es ya), se realicen más. Sea como sea, conviene no olvidar que la verdadera vida de la cestería está en continuar haciéndola y que estos registros, lejos de realizarse para ocupar estantes de bibliotecas, deberían intentar servir para ello.