domingo, 22 de enero de 2017

Filmaciones (3)

Uno de los patriotismos más ridículos (falsos lo son todos) es este de los humanos con respecto a su especie. "La elegida", "la más evolucionada", "la reina de la creación", son algunos de los calificativos con los que se denomina a si misma empleando parecida desfachatez a la del forofo de futbol cuando grita que su equipo es el mejor.
¿Nos imaginamos a un pavo real, por ejemplo, presumiendo de que lo más de lo más de este mundo es su cola desplegada, la cúspide de la pirámide de la evolución? ¿A un jilguero pregonando lo mismo de su trino o a un ornitorrinco de su hocico? Pues algo así es lo que da por hecho cualquier hombrecito engreido de sus particularidades como especie (eso que llaman inteligencia, raciocinio, etc.) o, según antiguos credos, del dedo de Dios eligiéndole. Establecemos que tiene que haber mejor y peor, más avanzado y menos (¿hacia dónde?); a continuación decidimos en qué consiste lo primero y finalmente nos lo adjudicamos. La arrogancia de quien se lo guisa y se lo come. -¡Cómo si al león que bosteza en la sabana le importase un pimiento lo que digamos!- Y claro, a partir de ahí nos dedicamos a saberlo todo (o aspirar a ello, que viene a ser lo mismo), a poner a cada cuál en su sitio y a decidir lo que le conviene, ya se trate de un monte, un árbol o una ameba. Que ese ideario piramidal se vuelva sobre la propia especie y actúe de la misma manera no es más que algo sobrevenido de lo anterior. 
Hacer las paces con unos tipos así (y en consecuencia con uno mismo) es imposible. El consuelo está en que esa sangrante bravuconería no es todo, en que hay cosas que están fuera de eso incluso entre los semejantes: la mirada sabia y desengañada (tal vez lo uno vaya con lo otro) de una anciana que la infamia clasificatoria situaría entre la calderilla de la sociedad; la bruta generosidad de su hombre, no reconcilian con nadie pero conmueven profundamente sacándote, de alguna manera, de la triste realidad.
Conocí a Gabriel y Reinalda, los maestros -que es como, sin saber por qué, desde los primeros encuentros empecé a llamarlos- en el año 2004. Pasaba unos días en Almagro y al ver cestos de esparto a la venta en las tiendas de la plaza comencé a preguntar. Quien al esparto se arrima muere de hambre y lleno de espinas, soltó el primer viejete con el que tropecé. Retirado ya de estos menesteres me envió a Granátula de Calatrava, un pueblo vecino, a que preguntara por Gabriel Vállez. Cuando llamé a su puerta me recibió tan parco como amable y al día siguiente estábamos subiendo a un cerro próximo para mostrarme cómo se arrancaba el esparto. Más o menos de esa manera comenzaron siete años de relación y honda amistad.
Gabriel era el último espartero de Gránatula, un lugar antaño repleto de ellos. Sin estudios, hijos, ni apenas familia, la vida 'moderna' poco había entrado en su casa y costumbres, algo que seguramente influyó en que se mantuviera en un oficio que los propios vecinos consideraban de otros tiempos. No era un gran artesano ni presumía de ello: fabricar serones, aguaeras o barjas, tan sólo había sido un medio de ganarse el sustento. De su padre heredó el arte de coser pleita y, ya casado, su mujer, Reinalda, le enseñó cómo trenzarla. Con éstas, su pobre negocio había consistido en acumular unas cuantas piezas y salir con el burro a vocearlas por los pueblos de la comarca pasando mil penurias. Viejo y jubilado, cuando le conocí, seguir haciendo serones era tan sólo un auxilio para la escasa pensión que recibía.
De Gabriel aprendí los rudimentos del trabajo con esparto y de su mujer, Reinalda,... ¿desaprendí a querer? Tal vez. Naufragas en las aguas de unos ojos desengañados y tu mirada no vuelve a ser la que fue. ¿La hermosura hundida en las pupilas de Reinalda?  La de la añorada vida que a toda cosa de este mundo (volcán, ave o humano) se nos tiene negado vivir.
Un rayo ha caído en mi casa, acostumbraba a exclamar Gabriel en la residencia de ancianos donde un día la enfermedad les obligó a mudarse. También Reinalda tenía su sonsonete: Lo que yo quisiera es poder regresar a mi casa y que volvamos a comer unas migas en el patio todos juntos. En febrero del 2011 fui a visitarlos y Gabriel ya no estaba. Unos meses después, en noviembre, fue Reinalda quien partió.
Un buen amor es el que no deja huella, dijo alguien, pero también es sabido que el buen amor olvida cualquier huella que dejó. A los maestros, desde aquí, mi querer renovado y mis excusas por esta pobre huella que aquí dejo de ellos* y que, sin más, ya estoy olvidando.
* Enlace al vídeo: https://vimeo.com/198887930

miércoles, 11 de enero de 2017

Filmaciones (2)

Dos documentales nuevos he publicado estos días en Vimeo. Forman parte, junto con el de Pepe López, que ya presenté en la anterior tanda, y el de Gabriel Valle, que publicaré en seguida, de los cuatro que acompañan la exposición Más que cestos. Cestería popular española.
El primero está dedicado a la fabricación de barriles, que es como se denominan por Castilla y León a ciertas cantimploras realizadas en mimbre que empleaban los pastores y agricultores para llevar el vino al campo. Isidro García, prota de esta filmación y agricultor de toda la vida, aprendió este arte de un viejo pastor, vecino de otro pueblo cercano al suyo. La historia de esta enseñanza no deja de ser curiosa: hará unos veinte años, el maestro de escuela del lugar, enamorado de los barriles, le propuso a Isidro que le acompañase junto al viejecillo para aprender juntos a fabricarlos. Isidro, que se acababa de jubilar, se animó a ir con él pero sin especial interés en la faena. Después de unas cuantas visitas y de varios intentos, el maestro desistió de la labor por encontrarla complicada y fue nuestro protagonista el que, sin comerlo ni beberlo, se encontró continuando con ello. Actualmente, si bien otros hemos aprendido de él, que yo sepa es el único que continúa haciendo barriles de una manera más o menos regular. Podéis ver el proceso en este enlace: https://vimeo.com/197766507
El segundo reportaje de esta serie lo grabé en El Molinar (Mallorca) y también tiene su historieta previa. Mi hermana reside en aquélla localidad y, cada año por verano, voy a pasar unos días por allí. Pues mira tu por donde, en una ocasión me cruzo por la calle con una señora gitana que lleva del brazo una maña de esparto. Sorprendido, le pregunto que si lo emplea para hacer algo de cestería a lo que me contesta que sí. Sigo interrogándo y me cuenta que normalmente se pone allí, en plena calle, a trabajar. ¡Tántos años frecuentando aquel lugar y nunca me la había encontrado! No tuvo ningún problema en que le grabase cesteando y el día que quedamos para hacerlo lo primero fue dirigirnos a cortar unas cañas al lugar donde su marido y ella lo solían hacer. Por vericuetos extraños vinimos a parar a una 'isla' de la Vía Cintura, es decir, a uno de esos incultos lugares que permanecen casi inaccesibles junto a las autopistas de circunvalación de las grandes ciudades. El contraste entre dos mundos frente a tus narices: indiferentes a la jauría de autos que les rodeaba, una pareja de viejos cesteros aprovechaba las 'despreciables' cañas de aquel olvidado resquicio que el progreso progresado había dejado en sus márgenes. Que la historia continuase sentados en medio de la acera cesteando, es decir, dándole vida y encanto a un lugar, las calles de nuestras ciudades, que se ha convertido en sitio muerto, utilizado por la gente casi exclusivamente para desplazarse a comprar, vender o trabajar, puso la guinda a esta poética e involuntaria acción contra lo mandado en los tiempos que corren.
La cestería de caña y esparto no es tradicional de Mallorca, pero si de la costa mediterránea peninsular. Juana nació en la provincia de Valencia y allí fue su padre quien le enseñó a trabajar de esta manera: https://vimeo.com/198107255

martes, 3 de enero de 2017

Cursos para el mes de enero

CONSTRUCCIÓN CON MIMBRE VIVO
Lugar: Otaza (Ozaeta. Alava)
Fechas: 14 y 15 de enero
Horario: De 9 a 14 y de 15 a 18
Plazas: 12
Programa: Construcción de estructura con mimbre vivo.
Docentes: Joan Farré y Carlos Fontales
Organiza: Garaión 
Precios: 50 €
Más información e inscripciones: Garaión. Teléfono: 686217701 (Julia)

CESTERÍA DE MIMBRE. CESTA DE PESCA/BOLSO
Lugar: Caballar (Segovia)
Fechas: 28 y 29 de enero
Horario: De 10 a 14 y de 16 a 20
Plazas: 6
Programa: Elaboración de cesta de pesca. Si alguien lo desea, en lugar de la cesta, podrá realizar un bolso siguiendo técnicas semejantes a la de pesca. 
Precio: 170 € (Incluye materiales, comidas, desayunos y cena así como alojamiento en mi casa para quien lo precise). 
Condiciones de pago: Venticinco por ciento del importe al inscribirse al curso y el resto el día de inicio.
Más información e inscripciones: carlosfontales@gmail.com Tfnos: 921500796 / 617745508
Descuento del 20 % para los que hayan realizado algún curso en Caballar en los últimos 12 meses.
Cesta de pesca
Bolso