Hay quien hace cosas buscando objetivos y quien las hace escapando de ellos. Lo primero no hace falta explicar en qué consiste y qué buena prensa tiene pues nos lo están machacando constantemente por todas partes. Cuando sientes que cualquier finalidad es una encerrona te ves empujado a lo segundo, especialmente si se trata de cosas gordas.
Y así comenzó para éste la cosa de la cestería. Rondas los 20 tacos y el tinglado en que vivimos te dice que es hora de ponerse con cosas de adultos. Asocias e inmediatamente ves la película de lo que te espera: currar (o buscar curro, otra forma de trabajo) para pagar la hipoteca del piso, el coche, el ocio del finde o lo que se tercie; emparejarte, cambiar el papel de hijo por el de padre y criar churrumbeles para el cielo, o para el sistema, que viene a ser lo mismo, etc. Y así los suficientes años por delante como para parecerte pena de prisión mayor. ¿Era eso la vida?, se pregunta el mozalbete. No pué ser. Entonces, algo como un bichejo salvaje que llevamos dentro se aterra y grita: "escapa!"
Atrás Madrid, con ventipocos te ves perdido en una aldea remota de Galicia pasando más o menos desapercibido y auxiliándote con la lectura de algunos místicos para no desesperar demasiado. Pasados unos añitos la triste realidad vuelve a atacar. Se repite el fin, tener objetivos, aunque con nueva estratagema: "no haces nada de provecho" es la frase que resume la batería de misiles recibida repetidamente. Se te vuelve a revolver el bicho y, a diferente estrategia, intenta diferente escape: disimular que haces algo 'reconocible'. ¿Qué? Cualquier cosa que se presente que no te ate demasiado. Y apareció la cestería. Ser cestero era algo que, aunque no mucho, de momento servía para aplacar la sed del mundo por procurar 'tu bien'.
Claro, escapar de una cosa te puede liberar de ella...pero te mete en otra, quizás con la única diferencia de que ésta no aparece como finalidad sino únicamente como mera huída de la primera. Y al no esperar mucho más de ella pues te puede sorprender. En este caso, el de uno, con casi 30 años de dedicación o, más bien tendría que decir, de aventura.
Bueno, pues resulta que esa aventura no buscada, en los últimos años, y especialmente en los últimos meses, le ha llevado a uno a viajar bastante dando cursos tanto por España como por diferentes países, cruzándose en ello con muchas y muy diversas gentes. Y tanto una cosa como la otra le han dado qué pensar. En lo relativo a las personas, con el roce caes en la cuenta de que hay, sobre todo entre los de menos edad, muchos tan despistaos como el que escribe. Tal vez, eso sí, haya algo distinto, y es que encuentras que suele ser un despiste acuciado por...tener que abandonarlo y creer en algo, hacer 'algo de provecho', es decir, dedicarse a cualquier cosa ya sabida (y, por tanto, muerta). Por si sirviera a alguien (y por supuesto, sin animo de dar consejitos ni proponerse de modelo a nadie, qué horror!), ahí ha ido este relatillo vital que parece que quisiera decir: no sé lo que es la vida, nadie lo sabe, pero me alegro de seguir sin saberlo y continuar intentando escapar de la creencia en que sí. No haya miedo, no está escrito dónde te puede llevar decir no a lo mandado. Confianza en lo desconocido.
Por lo que respecta a la propia cestería, te sorprende ver porqué andurriales te va dirigiendo. En los comienzos, aprender técnicas y demás le condujo a uno por aldeas y pueblos perdidos de la Península. Allí vivían los abuelos de quienes ir recogiendo saberes. Mundos retirados del mundo. Ahora, después, te encuentras con que compartir esos conocimientos no te acerca, generalmente, a grandes ciudades y/o lugares donde reina más imperiosamente el mundo y sus culturas, sino también a pueblos y gentes un poco al margen de todo ello. Sientes que, pese a la parafernalia mediática empeñada en inculcar a todo Dios qué es lo chachi y por tanto a lo que hay que aspirar, por debajo y en los extrarradios pasan cosas. Aquellos deseos que no se saben de qué, pero sí de que no es de lo que les venden, continúan con su oscuro fluir.
Valga con esto de momento y ahora, como este es un blog más o menos cestero, un breve repaso a algunos de los cursos y proyectos en los que he participado en los últimos meses. Empezaremos en ABRIL.
Ozaeta (Alava). Construcción con mimbre vivo.
Un curso que impartimos conjuntamente Joan Farré y yo. Se trataba de construir una estructura grande que con el tiempo diese sombra y cobijo en verano. Nos juntamos un montón de gente y el resultado más o menos lo podéis ver en las fotos.
Zuiderzeemuseum (Enkhuizen. Holanda). Cesta en técnica de nudo.
Participación en la reunión anual de la asociación cestera holandesa. El museo donde se realizó el curso es un gran espacio al aire libre en el que se han recreado y traído casas y talleres tradicionales del norte de Holanda a fin de realizar un pequeño pueblo donde el visitante pueda tener un lejano contacto con lo que fué la vida rural en aquellas tierras. Hicimos dos cursos, de un día cada uno, en los que fabricamos una pequeña bandeja con la técnica de nudo o nasa mediterránea. (Me encantó el alojamiento que me facilitaron: una casita como un camarote de barquito sobre el río!).
MAYO
Cabanillas del Campo (Guadalajara). Curso de construcción con mimbre con alumnos del instituto IESO Ana María Matute.
Alumnos y algunas profesoras participaron en este cursillo en el que levantamos unos espacios para sombra en la piscina municipal de Cabanillas. Agradecimiento especial a Berta Bugallo y Natalia Tapiador por su invitación y colaboración en este interesante taller.
Stige Ø. Odense (Dinamarca). Participación en el proyecto de esculturas al aire libre: Over Havet Under Himlen organizado por Jan Johansen y Jette Mellgren.
De nuevo nos volvimos a juntar Joan y yo para realizar una escultura que llamamos "Flauta de viento". Consistía la cosa en construir una estructura con bambús a los que practicamos una serie de ranuras con la intención de que al soplar el viento sobre ellas produjeran sonidos. Aquí os dejo un par de fotos y un pequeño video que amablemente nos grabó Tim Johnson donde podéis apreciar un poco el sonido que produce.
Bouxurulles (Francia). Participación en los 7os Reencontres Autor du Saule.
Impartí dos cursos, uno sobre cestería de madera rajada y otro sobre cestería de esparto. Es el segundo año que me invitan a estos Encuentros que tan familiarmente organiza el pueblo de Bouxurulles. Una experiencia interesante a la que acuden sobre todo cesteros de Francia y países de alrededor.Akademie Flechtsommer. Korbmacher Museum (Dalhausen. Alemania). Curso de cestería de madera rajada.
Segundo año de participación en la escuela de verano que organizan, entre otros, Hansgert y Ursula, tan buenos amigos como anfitriones. El curso, al igual que el que realicé anteriormente en Bouxurulles, tenía como finalidad realizar el proceso completo en esta especialidad cestera, desde el rajado de madera, pasando por su cepillado hasta la elaboración de los cestos. Organizar todo esto tuvo su complejidad pues, además de tener que enviar los palos y la madera de castaño desde España, hubo que inventar algunos útiles necesarios que no son habituales en la cestería de estos países. No hubo problemas y los cursos resultaron muy atractivos para los estudiantes y se desarrollaron bien.
Sesma (Navarra). Conferencia y curso de cestería de esparto dentro del programa LANDARTE.
Sesma fue, probablemente, el pueblo más septentrional de España donde, hasta hace unas décadas se trabajó el esparto y el albardín. Con la intención de recuperar la tradición, este año se celebraba este encuentro en el que impartí una conferencia sobre cestería popular y tuve la gran alegría de conocer y compartir jornadas con los últimos esparteros del pueblo.
Primera oportunidad de enseñar por aquellas lejanas tierras algunos cestos y técnicas propias de la cestería popular española. Durante mi estancia no podía dejar de pensar entre otros, en Carmen Arnejo, la cestera de Entrecruces (La Coruña) que hace 20 años o más me aprendía a fabricar paxes. Quién le iba a decir a ella, y a mi, claro, que esas enseñanzas llegarían un día a esta remota isla de Estados Unidos y que habría gente allí y venida de otras zonas cercanas, entusiasmada por aprender a fabricar uno de estos cestos. Y hablando de entusiasmos, especialmente intenso el de María Bullock, la buena amiga que me invitó a acudir hasta allí y organizó tanto los cursos como mi estancia en su casa. Aprovechamos cualquier hueco o día que nos dejaban los talleres 'oficiales' para enseñarle distintas técnicas, tipos de cestos, preparación de materiales, etc. Un placer pasar conocimientos a alguien con tantas ganas como facilidad para aprender. Gracias, Maria, por tu generosidad y atenciones, ha sido un placer disfrutar de tu compañía y la de tu familia, Doug, Kajetan y Naya.
Curso de cesta de pesca
Curso de cesta de pesca
Curso de paxe
Curso de bolso
María acabando su cuevano cántabro
Y al acabar los cursos bañito en la laguna
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