martes, 25 de julio de 2017

Jarras y jarrones. De viajes y objetivos (2).

Ando estos días montando el vídeo que, hace once años ya, grabé al Sr. Antonio Lemos sobre la fabricación de xerras (jarras) para el vino de la zona de Chantada (Lugo). Fue acabar aquellas grabaciones y pocos meses después, inesperadamente, el Sr. Antonio falleció.
Comerse a los muertos*, recomendaba mi maestro Agustín García Calvo, y aunque sin certeza ninguna de haberlo digerido bien, algo del Sr. Antonio parece que rebullera en las manos de uno al rozarse con las imágenes recogidas en aquellos días y ponerse, de nuevo, a realizar una de aquellas jarras que me aprendía. Los recuerdos reviven y, como si de fichas de dominó se tratase, uno empuja a otro y ese a otro y así largamente, apareciendo entre ellos tanto alegrías como tristezas e incluso algún jarrón de agua fría. Y es en esto último en lo que ahora me voy a detener un poco para enlazarlo con algunos comentarios que, respecto a la anterior entrada que realicé en este blog, me han venido llegando. Se han repetido bastante los que aluden a la suerte que tuve, según dicen, de haber caído en un 'oficio' que me ha permitido sobrevivir sin tener que proponerme grandes futuritos (también llamados, objetivos) y en que los archiconocidos empujones, codazos, envidias, competencias, trepes y demás joyas no están apenas presentes. Puede que, en parte, estos comentarios tengan razón: cuando algo, una actividad, desciende al rango de anacrónica, 'sin futuro', poco rentable, etc., la gente (poca o poquísima) que se interesa o/y la desarrolla suele hacerlo movida por razones poco 'triunfalistas' y que facilitan la curiosidad, el apoyo, la amistad, etc. Pero, no todo el monte es orégano, claro, tampoco en el campo de la cestería. Y es a colación de esto que viene lo de mencionar cierto bofetón que, entre otros recuerdos, ha surgido a la lumbre de aquellos agradables días con Antonio. Tortazo que inauguró, de alguna manera, un tipo de sucesos inesperados diferentes a los comentados en la anterior entrada y que, en los últimos años de este viaje cestero, se han ido presentando con cierta frecuencia.  Tal vez sea que, la reciente aparición de un escenario en que la cestería se presenta como cosa con un poquito de 'futuro', como algo que, en alguna de sus facetas, merece contemplarse como un objetivo relativamente interesante para quien quiere hacer 'carrera' traiga consigo cosas como la que a continuación relato.
Por aquel entonces me dedicaba a dar clases en la escuela de cestería del CENTRAD (Lugo) y, entre otras personas interesadas en aprender apareció una estudiante de enología. Comenzó a frecuentar mucho los cursos y con el tiempo llegamos a tener una buena amistad. Fruto de ella, un día me comentó que se encontraba en un momento complicado de su vida, tanto en lo personal como en lo profesional, y encontrar algo en lo que centrarse y que además le sirviera para realizar su proyecto fin de carrera (o algo así) era de vital importancia para ella. Como en esos momentos andaba yo en contacto con el Sr. Antonio (el último de los artesanos que se había dedicado a fabricar xerras durante muchos años de su vida) con la intención de grabarle el proceso de fabricación jarrero y recoger toda la información posible, le hablé a ella del interés que podía tener el estudio y documentación de algo tan tradicional como aquello y le propuse, caso de que el tema le resultara interesante para sus necesidades 'vitales', hacer esa investigación juntos. La cosa le pareció estupenda y comenzamos a dar pasos. Lo primero era concretar una cita con el Sr. Antonio: ella se encargaría de eso y me informaría. Días, semanas después de aquella conversación no había vuelto a tener ninguna noticia suya. Conseguí que un día me cogiera el teléfono y lo único que recibí fueron balbuceos y ambigüedades en relación a la cita y sus intenciones. La cuestión quedó en el aire.
Así las cosas, meses después y sin novedad alguna por su parte, me puse en contacto con el Sr. Antonio directamente. Le comenté que quería concretar un encuentro con él para las grabaciones y aproveché para preguntarle si había sabido algo de aquella estudianta. Sí, sí, ya te contaré cuando nos veamos, me dijo. Y nos vimos: Estuvo por aquí un par de veces, con su novio. Querían grabarme y que les explicase todo lo de las xerras. Así, como con prisa. Yo les pregunté que si te conocían, que tu también estabas interesado en estas cosas y que podía enseñaros a todos a la vez. Me dijo que si te conocía pero que no te dijese nada, ni que estaban conmigo, ni que querían grabar y todo eso. Como no me gustaron, les di largas y después de algunas llamadas para que nos viésemos les dije que no, que más adelante. No he vuelto a saber nada más de ellos. Yo tampoco volví a saber nada de ella, nunca más.
Ya había habido alguna que otra bofetada anteriormente, claro, pero esta me resultó especialmente reveladora respecto a algo que después me he ido encontrando: la ocultación, el hacer las cosas por la espalda con no sé qué inconfesables objetivos. Hasta entonces, el secretismo en esta actividad era algo que sólo había escuchado a los viejos cesteros profesionales: que los otros no supieran lo que uno hacía ni cómo lo hacía. Desaparecido prácticamente entre los pocos despistados que nos habíamos acercado a la cestería en los años de olvido y para los que, compartir descubrimientos e informaciones era una alegría, el oscurantismo volvía a aparecer al olor del 'nicho de mercado'. Una vez inaugurada una carretera, ya pocos dudan que es la adecuada para viajar y por tanto, últimamente, se ha hecho frecuente cruzarse con gente que transita por ella.
Claro, juzgar comportamientos (o cualquier otra cosa) es harto falso así que vaya lo relatado tan sólo como una observación más en el camino y una nota de realismo cestero. Diríase que a cada cual le cae un papelón en este mal teatro de la vida y sin más se ve representándolo. A uno le toca interpretar 'el del que aprovecha un nicho del mercado' y se cree muy original haciéndolo, sin percatarse de que únicamente está repitiendo lo que está escrito en el papel y otros ya representaron antes. Igual le pasa al que se le adjudica el de observador, el de escapista o cualquier otro. Siempre, masculla uno, cabe la posibilidad de caer en la cuenta y renunciar al papel, o no creérselo demasiado e intentar reventarlo a base de representarlo muy mal, o muy bien, que viene a ser lo mismo. Si, como queda dicho, comerse a ciertos muertos pudiera servir para criar en nosotros algún veneno de verdad, cabe pensar que, devorar a otros, tal vez sirva para alimentar el rechazo a su mentira.

*Lo que se me ocurría deciros era simplemente que lo que hay que hacer es comérselos (a los muertos); comérnoslos, y dejar que tal vez, si con algo de suerte los digerimos bien, podamos criar en nosotros algo del veneno que ellos tenían, y que les hacía tal vez intentar decir la verdad de las mentiras de su tiempo, a fin de que nosotros podamos tal vez decir algo de la verdad de las mentiras del nuestro, de nuestro tiempo.  Comérnoslos, os decía, y parece que os proponía una especie de táctica caníbal para el tratamiento de los muertos, no encontraba manera más fuerte de oponerme a la práctica dominante para el trato con los muertos.
(Agustín García Calvo. Intervención en una de las últimas tertulias del Ateneo madrileño a las que acudió.)

miércoles, 12 de julio de 2017

De viajes y objetivos

Hay quien hace cosas buscando objetivos y quien las hace escapando de ellos. Lo primero no hace falta explicar en qué consiste y qué buena prensa tiene pues nos lo están machacando constantemente por todas partes. Cuando sientes que cualquier finalidad es una encerrona te ves empujado a lo segundo, especialmente si se trata de cosas gordas. 
Y así comenzó para éste la cosa de la cestería. Rondas los 20 tacos y el tinglado en que vivimos te dice que es hora de ponerse con cosas de adultos. Asocias e inmediatamente ves la película de lo que te espera: currar (o buscar curro, otra forma de trabajo) para pagar la hipoteca del piso, el coche, el ocio del finde o lo que se tercie; emparejarte, cambiar el papel de hijo por el de padre y criar churrumbeles para el cielo, o para el sistema, que viene a ser lo mismo, etc. Y así los suficientes años por delante como para parecerte pena de prisión mayor. ¿Era eso la vida?, se pregunta el mozalbete. No pué ser. Entonces, algo como un bichejo salvaje que llevamos dentro se aterra y grita: "escapa!"
Atrás Madrid, con ventipocos te ves perdido en una aldea remota de Galicia pasando más o menos desapercibido y auxiliándote con la lectura de algunos místicos para no desesperar demasiado. Pasados unos añitos la triste realidad vuelve a atacar. Se repite el fin, tener objetivos, aunque con nueva estratagema: "no haces nada de provecho" es la frase que resume la batería de misiles recibida repetidamente. Se te vuelve a revolver el bicho y, a diferente estrategia, intenta diferente escape: disimular que haces algo 'reconocible'. ¿Qué? Cualquier cosa que se presente que no te ate demasiado. Y apareció la cestería. Ser cestero era algo que, aunque no mucho, de momento servía para aplacar la sed del mundo por procurar 'tu bien'.
Claro, escapar de una cosa te puede liberar de ella...pero te mete en otra, quizás con la única diferencia de que ésta no aparece como finalidad sino únicamente como mera huída de la primera. Y al no esperar mucho más de ella pues te puede sorprender. En este caso, el de uno, con casi 30 años de dedicación o, más bien tendría que decir, de aventura. 
Bueno, pues resulta que esa aventura no buscada, en los últimos años, y especialmente en los últimos meses, le ha llevado a uno a viajar bastante dando cursos tanto por España como por diferentes países, cruzándose en ello con muchas y muy diversas gentes. Y tanto una cosa como la otra le han dado qué pensar. En lo relativo a las personas, con el roce caes en la cuenta de que hay, sobre todo entre los de menos edad, muchos tan despistaos como el que escribe. Tal vez, eso sí, haya algo distinto, y es que encuentras que suele ser un despiste acuciado por...tener que abandonarlo y creer en algo, hacer 'algo de provecho', es decir, dedicarse a cualquier cosa ya sabida (y, por tanto, muerta). Por si sirviera a alguien (y por supuesto, sin animo de dar consejitos ni proponerse de modelo a nadie, qué horror!), ahí ha ido este relatillo vital que parece que quisiera decir: no sé lo que es la vida, nadie lo sabe, pero me alegro de seguir sin saberlo y continuar intentando escapar de la creencia en que sí. No haya miedo, no está escrito dónde te puede llevar decir no a lo mandado. Confianza en lo desconocido. 
Por lo que respecta a la propia cestería, te sorprende ver porqué andurriales te va dirigiendo. En los comienzos, aprender técnicas y demás le condujo a uno por aldeas y pueblos perdidos de la Península. Allí vivían los abuelos de quienes ir recogiendo saberes. Mundos retirados del mundo. Ahora, después, te encuentras con que compartir esos conocimientos no te acerca, generalmente, a grandes ciudades y/o lugares donde reina más imperiosamente el mundo y sus culturas, sino también a pueblos y gentes un poco al margen de todo ello. Sientes que, pese a la parafernalia mediática empeñada en inculcar a todo Dios qué es lo chachi y por tanto a lo que hay que aspirar, por debajo y en los extrarradios pasan cosas. Aquellos deseos que no se saben de qué, pero sí de que no es de lo que les venden, continúan con su oscuro fluir.
Valga con esto de momento y ahora, como este es un blog más o menos cestero, un breve repaso a algunos de los cursos y proyectos en los que he participado en los últimos meses. Empezaremos en ABRIL.
Ozaeta (Alava). Construcción con mimbre vivo.
Un curso que impartimos conjuntamente Joan Farré y yo. Se trataba de construir una estructura grande que con el tiempo diese sombra y cobijo en verano. Nos juntamos un montón de gente y el resultado más o menos lo podéis ver en las fotos.


Zuiderzeemuseum (Enkhuizen. Holanda). Cesta en técnica de nudo. 
Participación en la reunión anual de la asociación cestera holandesa. El museo donde se realizó el curso es un gran espacio al aire libre en el que se han recreado y traído casas y talleres tradicionales del norte de Holanda a fin de realizar un pequeño pueblo donde el visitante pueda tener un lejano contacto con lo que fué la vida rural en aquellas tierras. Hicimos dos cursos, de un día cada uno, en los que fabricamos una pequeña bandeja con la técnica de nudo o nasa mediterránea. (Me encantó el alojamiento que me facilitaron: una casita como un camarote de barquito sobre el río!).


MAYO
Cabanillas del Campo (Guadalajara). Curso de construcción con mimbre con alumnos del instituto IESO Ana María Matute.
Alumnos y algunas profesoras participaron en este cursillo en el que levantamos unos espacios para sombra en la piscina municipal de Cabanillas. Agradecimiento especial a Berta Bugallo y Natalia Tapiador por su invitación y colaboración en este interesante taller.



Stige Ø. Odense (Dinamarca). Participación en el proyecto de esculturas al aire libre: Over Havet Under Himlen organizado por Jan Johansen y Jette Mellgren. 
De nuevo nos volvimos a juntar Joan y yo para realizar una escultura que llamamos "Flauta de viento". Consistía la cosa en construir una estructura con bambús a los que practicamos una serie de ranuras con la intención de que al soplar el viento sobre ellas produjeran sonidos. Aquí os dejo un par de fotos y un pequeño video que amablemente nos grabó Tim Johnson donde podéis apreciar un poco el sonido que produce. 





Bouxurulles (Francia). Participación en los 7os Reencontres Autor du Saule. 
Impartí dos cursos, uno sobre cestería de madera rajada y otro sobre cestería de esparto. Es el segundo año que me invitan a estos Encuentros que tan familiarmente organiza el pueblo de Bouxurulles. Una experiencia interesante a la que acuden sobre todo cesteros de Francia y países de alrededor.


Akademie Flechtsommer. Korbmacher Museum (Dalhausen. Alemania). Curso de cestería de madera rajada.
Segundo año de participación en la escuela de verano que organizan, entre otros, Hansgert y Ursula, tan buenos amigos como anfitriones. El curso, al igual que el que realicé anteriormente en Bouxurulles, tenía como finalidad realizar el proceso completo en esta especialidad cestera, desde el rajado de madera, pasando por su cepillado hasta la elaboración de los cestos. Organizar todo esto tuvo su complejidad pues, además de tener que enviar los palos y la madera de castaño desde España, hubo que inventar algunos útiles necesarios que no son habituales en la cestería de estos países. No hubo problemas y los cursos resultaron muy atractivos para los estudiantes y se desarrollaron bien.


JUNIO
Sesma (Navarra). Conferencia y curso de cestería de esparto dentro del programa LANDARTE.
Sesma fue, probablemente, el pueblo más septentrional de España donde, hasta hace unas décadas se trabajó el esparto y el albardín. Con la intención de recuperar la tradición, este año se celebraba este encuentro en el que impartí una conferencia sobre cestería popular y tuve la gran alegría de conocer y compartir jornadas con  los últimos esparteros del pueblo.

Isla Orcas (Washington. USA). Tres cursos: Cesta de pesca en mimbre. Paxe gallego. Bolso en mimbre y junco bayón. 
Primera oportunidad de enseñar por aquellas lejanas tierras algunos cestos y técnicas propias de la cestería popular española. Durante mi estancia no podía dejar de pensar entre otros, en Carmen Arnejo, la cestera de Entrecruces (La Coruña) que hace 20 años o más me aprendía a fabricar paxes. Quién le iba a decir a ella, y a mi, claro, que esas enseñanzas llegarían un día a esta remota isla de Estados Unidos y que habría gente allí y venida de otras zonas cercanas, entusiasmada por aprender a fabricar uno de estos cestos. Y hablando de entusiasmos, especialmente intenso el de María Bullock, la buena amiga que me invitó a acudir hasta allí y organizó tanto los cursos como mi estancia en su casa. Aprovechamos cualquier hueco o día que nos dejaban los talleres 'oficiales' para enseñarle distintas técnicas, tipos de cestos, preparación de materiales, etc. Un placer pasar conocimientos a alguien con tantas ganas como facilidad para aprender. Gracias, Maria, por tu generosidad y atenciones, ha sido un placer disfrutar de tu compañía y la de tu familia, Doug, Kajetan y Naya. 
Curso de cesta de pesca
Curso de cesta de pesca
Curso de paxe
Curso de bolso 
María acabando su cuevano cántabro
Y al acabar los cursos bañito en la laguna

martes, 4 de julio de 2017

Curso para julio. Experimentando con juncos.

Estamos en el tiempo de los juncos, o sea, los meses en que espadañas, juncias, bayón y todo ese tipo de vegetación cestera se recoge, seca y guarda para el resto del año. Aprovechando esa oportunidad he pensado ofrecer un curso en que podamos experimentar diferentes técnicas y piezas susceptibles de ser realizadas con ese tipo de materiales. La idea es empezar el taller recorriendo los alrededores de Caballar para recoger juncias y/o otras especies que puedan servirnos. Mostrar el proceso de manipulación posterior y, finalmente pasar a realizar alguna/s piezas que los apuntados escojan. A fin de que os hagáis una idea de las cosas que podemos realizar, abajo os pongo algunas fotos. De acuerdo a ello, cada alumno irá escogiendo lo que quiere hacer y aprovecharemos los 3 días todo lo que podamos. 
Por otro lado, como me figuro que habrá gente que no pueda acudir viernes, sábado y domingo, ofrezco la posibilidad de venir sólo dos días si bien tendrán preferencia los que se apunten a los tres. 
Aquí os van los datos del curso y algunas fotos. Confío en que os resulte interesante.
Lugar: Caballar (Segovia)
Fechas: 21, 22 y 23 de julio.
Horario: De 10 a 14 y de 16 a 20
Plazas: 6
Programa: Reconocimiento y recogida en el campo de algunos de los materiales que emplearemos. Manipulación de los mismos e información sobre conservación, etc. 
Realización de diferentes piezas. Cada alumno indicará la pieza/s que quiere hacer y, previo acuerdo con el profe, iremos viendo lo que se presenta como viable. 
Precio: Tres días: 250 €. Dos días: 170 €. (Ambos precios incluyen materiales, comidas, desayunos y cenas. Alojamiento en mi casa para quien lo precise)
Condiciones de pago: Venticinco por ciento del importe al inscribirse al curso y el resto el día de inicio.
Más información e inscripciones: carlosfontales@gmail.com Tfnos: 921500796 / 617745508
Descuento del 20 % para los que hayan realizado algún curso en Caballar en los últimos 12 meses.

Calzado
Asientos de sillas

Cestos y bolsos