miércoles, 18 de agosto de 2010

Ahondando

Unas ondas llevan a otras y las que le llegan a uno con informaciones de acá y allá me llevaron en esta ocasión a las hondas. Las de lanzar piedras para cazar y gobernar el ganado, cuando había ganado y gente que cazaba para comer, al menos en este mundo requeteprogresado en que nos ha tocado vivir.
Manuel vive en Mallorca aunque es malagueño. De niño, viendo a los vecinos, aprendió a trenzar hondas como aprendió a fabricar capachas o muchas otras cosas que la gente hacía para uso y disfrute. Unos palmitos o unos espartos arrancados al paso eran material suficiente para que unas manos habilidosas trenzaran un cordel en el que encajar la piedra que, recogida rápido un rato adelante, era lanzanda al conejo o tordo que se había puesto a tino más allá.
Ahora, Manuel y sus amigos le atinan a una diana; juegan a entrenar y entrenan campeonatos que son un juego. De cuando en cuando aun hace una honda como, tras preguntarle y sin más preámbulo, me muestra trenzando un poco de fibra de pita que el mismo ha preparado. También me enseña una de las preciosas capachas de esparto que de chaval usaba para llevar la merienda al campo. Está toda 'enjaezada' con cordón de pita, el mismo que ondea en su honda y ahonda su mirada en el pasado recordándo otros tiempos.