lunes, 7 de junio de 2010

Y cuarto, que no Cuartos


Sí, se acabó.
¡Pero lo pasamos tan bien, que os lo canto!
Con el roce empezaron a surgir las amistades, los cesteros de norte y sur acudieron al lenguaje de las manos para entrechocarse técnicas, al de la cara para arrimar sonrisas y al de los ojos para expresar con las miradas lo que con el idioma no podían. El público, al paso, se contagiaba y unos y otros, cesteros y paseantes, descubríamos entre cestos, varas y herramientas, manos, ojos y sonrisas que nos recordaban que este tipo de cosas nunca se pueden dar por descubiertas.
Los cursillistas no querían acabar, tampoco los demostradores y menos aún cesteros como Enrique Táboas que, con tantos conocimientos y amor por su oficio, podría pasar días enseñando y contando cosas a los que se le acercaban. "¡Enrique, qué son las diez y ya se han ido todos!", le grito mientras continúa rodeado de interesados.
Lamentablemente la técnología punta dió la nota despuntando por su torpeza y nos dejó sin el sabor de los colores de las preciosas fotografías con que Anna-María Väätäinen acompañó su conferencia. Pero ella tuvo carácter y temple suficiente como para sobreponerse al contratiempo.
Después llegó la despedida con sus agradecimientos y la emoción que respiraban. De nuevo, público y cesteros sobrecogidos por el momento.
Dicen que no hay dos sin tres, pero nada se ha dicho de tres sin cuatro, así que tres y no más Encuentros de Cestería para este cantante. Porque amigos, cantar es una cosa y contar, otra.
Se acabó, sí.

En la foto: Antonio Rodríguez y Pertti Junninen

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿que es eso de tres y no mas?¿estas cansado?
Bueno, pase lo que pase en el futuro, quiero decirte que te estoy enormemente agradecida por estos 3 encuentros, por tu libro, por esa bonita escuela que has puesto a funcionar, y porque no, por tu sabiduria.
Otra vez, gracias Carlos

Carlos Fontales dijo...

Muchas gracias, anónima amiga, por todas esas cosas bonitas que me adjudicas y que sólo tienen sentido cuando alguien las disfruta. En cualquier caso en todas ellas lo único que he hecho ha sido dejarme arrastrar por la corriente que me llevaba y, ya puestos, intentar hacer agradable el viaje.
Sí, no más Encuentros para mí. Como decía en la entrada una cosa es cantar algo y otra contarlo; algo los he cantado, pero contar y echar cuentas de lo sucedido durante el proceso de preparación no sería más que haceros partícipes de la triste realidad con la que he tenido que bregar y eso es cosa que, de momento, os ahorro tanto a vosotros como a este blog.

Xalda dijo...

Carlinos:
Tranqui, que ya encontrarás mejores y más exquisitos oidos a quienes cantarles esta canción; la tuya no es la canción del verano que pasa fugaz y no se vuelve a escuchar más. Hay muchas personas que aprecian ese ritmillo que tienen las fibras al ser trabajadas, y que es tan diferente de unas a otras...se me viene a la mente el arrastrar de la tireta en las entrañas de la paja,el latigazo del humilde vimbio negándose a ir por donde tu le pides, o el silabeo de serpiente del palmito al coserlo... Otro dia hablaremos de los olores.

Un besín de Flor