Dónde está
esta oscuridad? Dónde está esta oscuridad?
Papaaaaá!!!
No sé qué
sortilegio ocasiona en uno escuchar preguntas certeras. Como las de
ese, loco? que al paso te cruzas en una calle cualquiera. En dónde,
en qué lugar habita la oscuridad? Su insistencia, su desgarrada
llamada se te clavan en las entrañas de las entrañas y de pronto
estás niño despertándote sólo y sobresaltado otra vez en un negro
mundo que no reconoces. Porque ni siquiera reconoces el hecho de
despertar. Y gritas, papaaaaá!, -reclamando un dios, una mano tal
vez?- para entre lágrimas descubrir, allá abajo, oculto en un
escenario de palitos, un tiovivo que, al son de una musiquilla, gira
y gira sin cesar.