miércoles, 16 de mayo de 2012

Suspiro

Un suspiro. Te despiertas una mañana y te encuentras con que todo eso ha sido un suspiro: estar paseando hace 8 años por Guardamar y descubrir la saranda a través de una saranda aparcada encima de un
carretón a la puerta de la pescadería y de una vieja imagen en una exposición del museo del pueblo.
Fotos y olvido. Reencuentro, años más tarde, con este pueblo y con el 'bandejón', escuchando cómo un viejo marinero te pone al corriente de su uso y de quién los hacía. Curiosidad y deformación profesional: te pones a buscar al personaje. Descubres que se llama Manuel “el coxo” y que vive en Sta. Pola.
Pateas el puerto preguntando a los marineros. Localizas dónde vive. Llamas y llamas a la puerta y no hay respuesta. Un año tras otro hasta que un día -¡premio!- te la abren y el mundo de la saranda aparece de manos de quien tanto sabe de ella.
Manuel te cuenta, te enseña (sobre esto ya hablé en entradas anteriores: *, **, ***) y le prometes hacer una y mostrársela. Seis meses después vuelves a Guardamar y te pones a ello, poco a poco, rato a rato,
disfrutando de ir haciendo saranda en el patio o en el mar hasta que, una vez hecha, te sorprendes, como
ocurre siempre, con que tienes ante los ojos a un desconocido, algo, una cosa ahí que nada tiene que ver con lo que hacías ¡¡???!!
Y se la llevas a Manuel, y atiendes a su mirada y palabras cuando se la muestras, y sonríes ante su perplejidad porque adivinas que se esperaba una cosa horrible y descubre que está bastante bien para ser la primera (no es vanidad, tan sólo oficio).
Y charlas con él, y te enseña otros cestos, y los fotografías, y “los haré”, le dices. Y abrazos, y “hasta la próxima”. Y, toda la historia, un suspiro, como el que sin dar cuenta se te escapa entre los labios al respirar. Y te preguntas, ¿suspiro y labios de quién? Y no sabes.

English version by Nacho Gil
Sigh
A sigh. You wake up one morning and find that all this has been a sigh: Wandering around Guardamar 8 years ago and find out ‘the Saranda’ through a saranda over a wheelbarrow parked at the door of the fish shop, and from an old photo in an exhibition. Pictures and forgetfulness. Reencounter, years later, with this town and the ‘large tray’, listening how an old sailor puts you up to date about its use and who made them. Curiosity and professional obsession (1): You start looking for the character. You find out that it is called Manuel ‘el coxo’ and lives in Santa Pola. You go through the seaport asking to sailors. You find where he lives. You knock and knock at the door but there’s no answer. Year after year until one day –the reward!- the door is open to you, and the world of the Saranda appears from the hands of that who knows so much about it. Manuel tells you, teaches you (I already talked about this in previous posts) and you promise him to make one and show it to him. Six months later you come back to Guardamar and put yourself into matter, little by little, from time to time, enjoying of making a saranda in the backyard or at the sea until, once made, you are surprised, as always happens, with the fact that you have a stranger before your eyes, something, a thing there that has nothing to do with what you were doing???!! And you take it to Manuel, attending to his eyes and words when you show it to him, smiling at his perplexity when you guess that he expected a horrible thing and discovers that it is fairly well done (it’s no vanity, just only craft). And you speak with him, and he shows you other baskets, and you take pictures of them, and say to him, “I’ll make them”. And hugs, and “until the next one”. And the whole story, a sigh, like one that without realizing, escapes you between your lips when breathing. And you ask yourself: whose sigh and lips? And you don’t know.
(1) Deformación profesional: an obsession with work and work related matters, and a tendency to view everything from a professional point of view. (Diccionario Espasa inglés-español)

jueves, 3 de mayo de 2012

Costillas y celtas

Parece el menú de un restaurante en el que de postre te invitaran a fumar (en la calle, supongo) pero se trata del curso que tuvimos el fin de semana pasado en Valladolid organizado por CEARCAL. La intención era hacer dos cestas bien diferentes, una según la técnica de costillas y la otra, una bandeja de nudo celta, que tiene mucho que ver con la manera en que se hacen las cestas de lazos. Había ganas por parte de todos, alumnos y profe, eso hizo que las cosas fueran muy bien y que, hasta de los enredos mentales que ocasiona la bandejita de marras, salieramos salvos y contentos (pincha aquí para ver más fotos del curso).
A través de este Centro de Artesanía estoy teniendo la oportunidad de acercarme a alguna gente de Castilla interesada en cestería y confío en que encuentros como estos y los que otros realicen ayuden a que más personas se acerquen al oficio y puedan descubrir que detrás de un nombre, 'cestería', hay muchas cosas nombrables e innombrables (y no me estoy refiriendo a menús). Que la cestería no acaba en la fabricación de cestos es algo que los que andamos en ello damos por hecho pero que continuamente hay que hacer llegar a los demás. La técnica empleada en fabricar una cesta de costillas puede trasladarse a la construcción de una bóveda enorme; un nudo celta en mimbre puede ser un pendiente, o dejar el mimbre y hacerlo con un cable reciclado de teléfono, por ejemplo. En fin, no me voy a enrrollar con las infinitas posibilidades que ofrecen unos materiales, unas técnicas e incluso unos objetos que vistos y tomados sin encasillamientos ni prejuicios están más o menos al alcance de cualquiera y libres en gran medida del peso y esclavitud de los dineros. Ojalá que mucha gente pudiera encontrar en la cestería un recurso para ayudarse económicamente a sobrevivir (el mero hecho de hacerse algo ya significa no tener que comprarlo), es dificil, pero si descubrir, inventar y hacer cosas a partir de este oficio no suele dar dinero lo que si que hace es enriquecer, y eso no tiene precio.